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El trigo autóctono, sobre todo el Caaveiro, revive en las leiras de Bergantiños

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

AGRICULTURA

BASILIO BELLO

ESPECIAL PAN | La producción supera las 700 hectáreas entre lo destino a semillas y a la generación de harina

19 may 2021 . Actualizado a las 09:21 h.

Casi nada volverá a ser lo que fue en el agro comarcal. A veces por más, como la explosión productiva del maíz para silo, que no deja de crecer, abandonando el de esfolla. Y por menos: el cultivo de trigo, avena o centeno, antes indispensable en cada casa, ya es casi historia. Con la relativa excepción del trigo, cereal que en tiempos tuvo gran fama en Carballo por su calidad y abastecedor de las panaderías del municipio y comarca.

Ese trigo autóctono, básico para poder producir el Pan Galego, con indicación geográfica protegida, se está recuperando, sobre todo en su variedad Caaveiro, aunque de una manera muy distinta: con grandes superficies cultivadas en manos de pocos productores.

«Tenemos una producción ya bastante consolidada», explica Fernando Almeida, ingeniero agrónomo del grupo Da Cunha, con base en Carral. Consolidada tanto para semilla (unas cien hectáreas en la zona) como para moler (algo más de 600 hectáreas), una cantidad muy relevante para las 1.200 que tienen en Galicia. Campos de cereal repartidos entre Carballo, A Laracha (gran incidencia en Paiosaco), Cerceda y otros puntos.

La harina se vende a panaderías de toda Galicia, incluidas algunas comarcales, así que el ciclo también se completa en casa. De otro modo, claro, porque ni la siembra ni desde luego la recolección tienen ya nada que ver con lo que caracterizó las agras durante decenios. Ni siquiera los tiempos, porque si antes este trigo se recogía en julio casi sin excepciones, ahora puede llegar hasta septiembre, depende de los ciclos.

Almeida alaba la calidad de la producción en Bergantiños: «Es muy buena, con tierras muy fértiles, y siempre hay agua. Además, las tierras se rotan mucho, hay materia orgánica, y todo eso genera un grano con una proteína muy elevada, por ejemplo», explica.

La empresa Da Cunha, con base en el municipio de Carral desde hace 35 años, forma parte del Consejo Regulador del Pan Galego, organismo clave para que la calidad esté asegurada y sobre todo para mantener la identidad de un producto que en ocasiones se vendía como gallego, sin serlo.