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Roban cepas de albariño recién plantadas en varias parcelas de O Salnés

Maruxa Alfonso Laya
M. Alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

AGRICULTURA

MONICA IRAGO

Vecinos de las parroquias de Sisán y Castrelo denuncian el hurto a la Guardia Civil

10 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Es época de plantar, de renovar aquellas cepas de albariño que se han deteriorado. Pero los amigos de lo ajeno parecen haber decidido que, en vez de ir al vivero, resulta más barato arrancar las vides que otros ya han plantado. Eso fue al menos lo que le sucedió a Nico Meaño, que tiene una plantación de albariño en Sisán. Pasó dos tardes colocando sus nuevos viñedos y., esta misma semana, se ha encontrado con que alguien ha arrancado todo su esfuerzo, seguramente, «para levalas a plantar a outro lado», lamenta.

Nico asegura que no es el único que ha visto como sus nuevas cepas desaparecían. «A meu tío tamén lle roubaron 50 cepas en Castrelo e a un veciño seu, o mesmo», explica. Él ha denunciado los hechos ante la Guardia Civil, aunque no tiene mucha esperanza de que eso vaya a solucionarle su problema. «Dixeron que ían incrementar as patrullas pero tamén que as cepas non as van atopar», argumenta. En su caso, han desaparecido más de sesenta plantas, que tienen un valor de mercado superior a los dos euros cada una. El problema es que Nico no solo ha perdido lo que se gastó en adquirir las plantas. «O que levan non é so o valor das cepas. Levan o traballo que dou plantalas, o abonado, a pastilla que lles pos para que non se estropeen...», cuenta. Tareas, todas ellas, que son mucho más costosas que el valor que tienen las vides en el mercado.

Explica este viticultor que no es esta la primera vez que esto sucede. «Nos últimos anos teño escoitado moitos casos de veciños aos que llas roubaron. Ao estar recén plantadas, sácanas con facilidade e lévanas a plantar noutro lado», añade, aunque con este incremento de hurtos empieza a pensar «que xa hai quen as vende». En esta ocasión, los robos han tenido lugar en las parroquias de Castrelo, en Cambados, y Sisán, en Ribadumia. Y Nico cree que los amigos de lo ajeno se han visto favorecidos por el toque de queda. «Outros anos, cando facías unha plantación ías dar unha volta pola noite para ver que todo estaba en orde. Agora, co toque de queda, non se pode saír», argumenta. Ahora, tendrá que volver a rehacer todo el trabajo. Y el problema es que «xa chamei a tres ou catro viveiros para tratar de repoñelas pero parece que ninguén ten cepas», concluye.