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Lagar de Ribela echa el cierre por la caída de ventas y redefine su futuro

Rocío García Martínez
rocío garcía A ESTRADA / LA VOZ

AGRICULTURA

miguel souto

La firma que resucitó la tradición sidrera de A Estrada prevé iniciar un nuevo camino creativo vinculado a la sidra pero sin la presión empresarial

15 feb 2021 . Actualizado a las 21:19 h.

Lagar de Ribela, la empresa que resucitó la tradición sidrera de A Estrada para convertirla en motor económico y turístico del municipio ha echado el cierre. Al menos temporalmente. Según explica el responsable de la firma, Jesús Armenteros, «con la hostelería cerrada y los cauces comerciales cortados, sobrevivir es difícil». «Esto es una empresa. Tiene que subsistir con un equilibrio de ventas y gastos. La situación es grave y las firmas pequeñas serán las que primero caigan. Aquí no hay ERTE. Va todo a pulso. Esto es la avanzadilla de lo que se avecina», se teme Armenteros. «La empresa seguirá viva y en pie, pero queremos replantearnos el futuro conforme a cómo se vaya encauzando todo. Queremos congelar la situación y ver cómo va evolucionando esto», cuenta el empresario.

«Ahora mismo no hay ventas en hostelería y las ventas a Estados Unidos también están paralizadas por problemas de la distribuidora. Nosotros vivíamos mucho de la exportación. Es un cúmulo de circunstancias lo que nos lleva a tomar esta decisión. Preferimos poder disfrutar el sueño antes de que se convierta en pesadilla», dice Armenteros.

En efecto, Sidra de Ribela puede presumir de haber hecho realidad lo que parecía una utopía. Jesús Armenteros forjó en el 2011 la asociación Maceira e Sidra, que echó a andar la Feira da Sidra, desempolvó viejos lagares locales, sacó brillo a otros e hizo surgir nuevos proyectos que pronto convirtieron A Estrada en capital gallega de la sidra.

De A Estrada para el mundo

La marca Lagar de Ribela, como tal, nació hace nueve años y consiguió poner en el mercado entre 12.000 y 15.000 litros de sidra al año. Un volumen nada despreciable para un microlagar que, además, llevó la marca de A Estrada por medio mundo. Entre el 70 y el 80 % de la producción de Ribela se destinó a la exportación, con ventas, sobre todo, en Estados Unidos, Canadá, Suecia, Portugal, Francia y México. La marca llegó a comercializar cinco tipos de sidras propias -Ribela Natural, Bágoas na choiva (sin gas), Besta (con lúpulo), Ribela con frambuesas locales y Maceiras Vellas (con fruta de los manzanos más antiguos)-, una en colaboración con la sidrería vasca Bereziartua -200 Millas- y dos de vinagre de sidra -Sidragre y Sidragre con frambuesa-.

Pese a la retirada temporal de Lagar de Ribela, Armenteros no ni tiene previsto rendirse ni dejar de lado el mundo de la sidra.

«Lo que queremos es replantearnos el proyecto de forma ajena al cauce empresarial. La idea es que el lagar se convierta en un pequeño santuario: hacer pequeñas fermentaciones experimentales, presentaciones... Seguir dando a conocer el mundo de la sidra, experimentando, buscando a nivel culinario las posibilidades de la cocina con sidra... Cuando sepamos cómo evoluciona la situación diseñaremos el futuro, pero será en una línea más asociativa que empresarial. Una empresa, si no factura, te come a ti y se come tus ahorros», explica Armenteros. «Lagar de Ribela tendrá siempre las puertas abiertas para explicar lo que fuimos o para nuevas experiencias. Queremos volver al origen e iniciar un nuevo camino creativo sin la presión empresarial», anuncia.