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El covid-19 urge rehacer la relación entre cada eslabón de la cadena alimentaria

maría Cedron REDACCIÓN

AGRICULTURA

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Un informe de Mercasa muestra un alza del consumo del 27% en el confinamiento

17 jul 2020 . Actualizado a las 20:54 h.

El estado de alarma abrió una tregua en la que la población se replanteó sus fórmulas de consumo, un fenómeno que invita a reflexionar sobre la función de cada eslabón de la cadena de valor en la alimentación española. Durante los meses que duró el confinamiento esa cadena llegó a estirarse como nunca lo había hecho antes, pero desde los trabajadores del campo hasta los de los supermercados supieron actuar con rapidez para que nadie quedara desabastecido. «No existen precedentes en la historia moderna en que la cadena agroalimentaria se haya tensionado de tal manera, desde el campo hasta el supermercado y en todos sus frentes», apunta el vicepresidente de Asuntos Públicos de la consultora Llyc, Joan Navarro. De todo lo ocurrido durante ese período hay muchas lecciones que sacar, algunas de las que ha recogido el informe La Receta del Éxito, elaborado por Mercasa, la consultora Llyc y la Federación Española de Alimentación y Bebidas. Entre sus conclusiones está basar parte de la reconstrucción económica en las nuevas premisas sobre las que debe de rehacerse la relación entre los diferentes eslabones de la cadena de valor de la alimentación española. Y, además, urge a que las producciones locales «sean atendidas y potenciadas por el sector de la distribución».

El estudio ofrece datos esclarecedores sobre la tendencia de consumo durante el estado de alarma. Y mientras durante las primeras semanas la gente se abalanzó sobre los arroces, las pastas, las legumbres o las conservas —productos en los que la demanda creció un 70 %—, en una segunda fase los protagonistas fueron ya los frescos, que constituyen más de dos tercios del consumo de los hogares en España. Aunque no lo recoge el estudio, ese incremento de la demanda de perecederos no se reflejó en los precios recibidos por los productores. Es más, muchos vieron como productos como la carne de vacuno o el cordero bajaban su cotización debido, en parte, al cierre del canal Horeca.

Más allá de eso hay que preguntarse cuáles son esos nuevos valores que han de articular las relaciones dentro de la cadena alimentaria para lograr un mayor equilibrio. Dice el informe que, además de promover el apoyo a los pequeños productores a través de fórmulas como que la Red de Mercas fomente en mayor medida la comercialización directa de los productos de los agricultores o mediante la promoción del comercio de proximidad, ha de incidirse en mejorar el etiquetado para dar una mayor información sobre el origen de los productos con el objetivo de garantizar la seguridad alimentaria.

Y como no, para potenciar el sector primario, «favorecer el agrupamiento en cooperativas con el reforzamiento de los sellos de calidad de origen certificados por las Administraciones».

La seguridad

Porque ese principio, el de seguridad, es uno de los que más van a valorar a partir de ahora los consumidores junto con el precio, el formato y la proximidad, según recoge el estudio. De hecho, al analizar los datos sobre los lugares de compra de productos agroalimentarios a los que fueron los españoles durante las semanas que duró el confinamiento, puede comprobarse como durante las primeras ocho semanas fue en las tiendas tradicionales donde más creció el consumo, un 34,8 %, un índice muy por encima de la media de incremento que estuvo en un 27 % y que también fue superada por los supermercados, con un 36,7 %. La subida, en cambio, fue más baja en el caso de hipermercados, con un 16,8 % o las tiendas de descuento, con un 22,3 %.

Frente al temor de algunos miembros del sector primario frente a los nuevos principios que promoverá el Green Deal diseñado por Europa, el informe propone aprovechar esa circunstancia y hacer de ese Green Deal una oportunidad. ¿ Y cómo? Usando ese paraguas financiero para llevar a cabo las reformas necesarias para potenciar la sostenibilidad en toda la cadena agroalimentaria. Esto pasa por la consolidación de políticas que conduzcan a una unificación normativa que impulse además a la implantación de nuevas formas de producción y reciclaje. Al mismo tiempo incide en la digitalización como «una palanca de cambio imprescindible para la consecución de cualquier objetivo modernizador».