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Primer día de mercado: separación de puestos y pantallas para los vendedores

Toni Silva A CORUÑA / LA VOZ

AGRICULTURA

Betanzos retomó los puestos semanales con apenas una decena de mostradores, poco público y bastantes interrogantes

06 may 2020 . Actualizado a las 00:24 h.

—Bos días, chámolle porque as fabas de Lourenzá que lle vou levar mañá van máis caras.

—(…)

—Vale, era por avisar. Pois entón vémonos mañá.

La vida del mercado también va adquiriendo tintes de teletrabajo. Mientras atiende su puesto de plantas en Betanzos, Florinda contacta con los clientes de la siguiente jornada. Veinticuatro horas después entregará esas «fabas de Lourenzá» en el mercadillo de Oleiros.

El primer mercado en medio del estado de alarma celebrado ayer en Betanzos pilló a muchos clientes con el pie cambiado. «Esperemos que el jueves vengan más», señala Julia Ramos bajo su sombrilla ante las escaleras de la iglesia de Santo Domingo. Trae un poco de todo, pero mientras vende casi habla de los ceboliños como de las grandes víctimas de esta pandemia. Ese producto se diluyó en las fincas antes de la Fase 0 de desescalada. «Pasóuselles o tempo», explica esta vecina con plantación en el propio municipio brigantino.

Tanto a ella como al resto de vendedoras, el Concello les ha proporcionado una bolsa con todo el material de seguridad. Hay gel a disposición de los clientes, guantes, mascarilla y pantalla. «É moi molesto», sentencia Julia. Pero reconoce que le tiene miedo al covid-19. «Dábame cousa ir ao supermercado».

Apenas hay una decena de puestos, perfectamente separados y con marcas en el suelo de la plaza central para prevenir posibles colas. Incluso un miembro de Protección Civil acude a los puestos cuando dos clientas se acercan demasiado entre sí. Cuando el reloj del campanario da las 11.00 Áurea Corral ya ha vendido 25 quesos. Mientras lo dice se retira la pantalla protectora para desempañarla. Ella llegó de Oza-Cesuras, igual que Carmen Ríos, quien recuerda que la declaración del estado de alarma para ella fue tan repentino «que nin tempo me dou a avisar aos meus clientes».

Algunos de los puestos son de plantación, como el de Florinda Duarte, la de las «fabas de Lourenzá». «Podería ter traído verduras, pero agora a xente necesita plantar, como se lles pase o tempo non van ter que comer no inverno, e as pagas dos xubilados non lles van chegar», explica. Asegura que este lunes llamó a 18 municipios del entorno para saber por la apertura de las respectivas ferias y mercados a los que suele acudir. «Nalgúns chegáronme a dicir que non sabían nada. Pero esa xente cobra!», espeta la agricultora de Carral, que recuerda que todo el gremio de feriantes sigue pagando las cuotas. No fue la única respuesta que le indignó. En otros ayuntamientos le anunciaron que no retomarían los mercados mensuales porque ya había tiendas de comestibles que abastecían a los vecinos. Y Florinda explota en forma de ironía: «Claro, claro, aquí ao aire libre vas coller o bicho, nas tendas non, claro».