Veintidós productores de A Veiga, apoyados por el concello, recuperan esta variedad que crece a 1.150 metros de altura
17 dic 2019 . Actualizado a las 11:48 h.«Empecei de cachondeo, como de broma. E resultou moito mellor do que esperabamos». Flora vive en Lamalonga, un pueblo del concello ourensano de A Veiga, que se levanta a unos 1.150 metros de altura sobre el nivel del mar. La pasada primavera, al igual que otros 21 productores de la zona, se sumó a la iniciativa puesta en marcha por el ayuntamiento para recuperar el cultivo de Phaseolus coccineus, un tipo de alubia conocida como judía de España o judía Escarlata, a la que en esa parte del interior de Ourense apodaron Faba Loba das Montañas de Trevinca para su lanzamiento comercial.
Fue precisamente el pasado fin de semana cuando la primera cosecha de algo más de 1.000 kilos dio el salto al mercado durante una feria celebrada en A Veiga. «O tempo non axudou porque choveu, pero a faba tivo unha aceptación moi boa entre os cociñeiros que viñeron. É unha faba moi carnosa e suave, ata fixeron un pastel de fariña de faba loba que che digo que estaba moi bo», cuenta Flora.
Desde el concello, el promotor de la iniciativa de recuperar esta variedad custodiada hasta ahora en huertos de particulares del entorno, también están satisfechos. Cuenta Raquel Rodríguez, técnica municipal de Desenvolvemento Rural, que hasta hubo una ruta de degustación de platos realizados con este producto «e os cociñeiros que viñeron quedaron encantados».
Ahora están en fase de envasado de una primera cosecha que recogieron entre septiembre y octubre. «Foi gracias a productores locales que gardaban a semente como puidemos recuperala. Empezaron a cultivala mulleres en terrenos que estaban abandonados e tamén outros productores que tamén teñen mel, outro dos productos da zona», añade. No solo eso. Como explica la técnica municipal también es una oportunidad para poner en valor tierras abandonadas promoviendo, sobre todo entre las mujeres, una nueva actividad agrícola .
Es el caso de Flora. «O terreo no que botamos as fabas era unha finca que estaba arada e abonada, pero non pensabamos cultivala este ano. pero saiu o proxecto das fabas e por qué non», explica. Ella hace buena parte del trabajo, pero también ayudan su marido y sus hijos. Ahora lo que le gustaría es darle promoción. Por lo pronto parece que la Faba Loba, la que se cultiva en las alturas a diferencia de la de Lourenzá, va a aullar alto en los mercados gastronómicos.