Solo en Estados Unidos hay más de 300 hectáreas plantadas de esta variedad, que también está presente en Australia, Nueva Zelanda, Brasil e Inglaterra, entre otros muchos países

M. Alfonso

En el año 2009, en todo Estados Unidos había plantadas alrededor de 52 hectáreas de albariño. Hoy, solo en el Estado de California hay 112 hectáreas. No es el único país en el que esto sucede. Según Dirceu Vianna, Master of Wine de Brasil, la presencia de la variedad gallega en buena parte del mundo es ya una realidad. Australia, Nueva Zelanda, Brasil y hasta Inglaterra, donde hasta hace nada no se cultivaba vino, han apostado por esta uva blanca. Ni siquiera la región vitícola por excelencia, Burdeos, ha podido resistirse a los encantos del albariño. Su sindicato vitícola aprobó hace una semana la incorporación de siete nueve variedades de uva para plantar en sus denominaciones. ¿Adivinan cuál figura entre ellas?

«El albariño es una variedad que se adapta muy bien y eso tiene un peligro, que se puede replicar en otros sitios», aseguró Vianna durante las jornadas que Tes Asesoría Vitivinícola, dirigida por Patricia Presas, y la multinacional Lallemand organizaron en Cambados. Explicó que, actualmente, solo en Estados Unidos hay más de trescientas hectáreas de esta variedad en territorios tan diversos como Texas o Pensilvania. «En un concurso de vinos que hubo en San Francisco, 32 de los que se presentaron eran albariños y ocho llevaron medalla», cuenta. Australia es otro país donde la variedad triunfó, «y está plantada por todos lados». Algo similar sucede en Nueva Zelanda, «donde los expertos coinciden en que la variedad que más potencial tiene es el albariño».

Una prueba del éxito internacional que está cosechando la variedad gallega está en Francia. Burdeos, la zona más importante del mundo del vino, acaba de dar el visto bueno al cultivo de esta uva con un objetivo claro: buscar variedades que se adapten mejor a las consecuencias del cambio climático. «El comité francés, que son las personas que autorizan lo que se puede plantar en Francia, han autorizado el albariño en Burdeos», relató Vianna. La medida fue planteada por el sindicato vitícola de las denominaciones de origen Burdeos y Burdeos Superior y fue aprobada por unanimidad, cuenta el enólogo Dominique Roujou De Boubee. Explica que la propuesta todavía tiene que recibir el visto bueno del instituto nacional de las denominaciones de origen, pero que implica renovar los pliegos de condiciones de las denominaciones para incluir siete nueve variedades de uva, entre ellas, el albariño. Las primeras plantaciones se podrían efectuar, a título experimental, en la campaña del próximo año y, en principio, los viticultores están limitados a un 5 % de la superficie de su plantación y a un 10 % del cuopage para tener derecho a poner la indicación geográfica en sus botellas. Eso sí, en las etiquetas no se podrá hacer mención a estas variedades experimentales. Los ensayos tienen que durar 10 años para cada variedad.

Desde el consello regulador de Rías Baixas explican que «no se puede poner puertas al campo», asegura el director gerente de la denominación de origen, Ramón Huidobro. En su opinión, la propuesta de Burdeos es un reconocimiento a la labor realizada por el sector. «Que cuatro mil familias de la periferia española, que no tienen ni AVE, hayan sido capaces de convertir una variedad local en una de las más famosas del mundo... Aquí no son conscientes de todo el trabajo que han hecho», concluyó.

San Harrop, Master of Wine de Nueva Zelanda
San Harrop, Master of Wine de Nueva Zelanda MARTINA MISER

«Tenéis que hacer los mejores vinos, pero el mercado es vuestro, no tenéis nada que temer»

El albariño es hoy una variedad de uva que se cultiva y se produce en todo el mundo. Pero en opinión de San Harrop, Master of Wine de Nueva Zelanda, Rías Baixas no debe temer eso. «Tenéis que hacer los mejores vinos, pero el mercado es vuestro, no tenéis nada que temer», aseguró. Insistió en la idea de que Galicia y Rías Baixas deben convertirse en referencia de la variedad albariño y que eso solo se consigue apostando por la calidad.

Harrops reconoce que el albariño ha conseguido una relevancia mundial pero recuerda que «el 80 % del albariño del mundo se produce en Galicia» por eso considera que Rías Baixas «tiene que concentrarse en mantener la calidad, pueden experimentar con otros estilos, pero deben mantener el equilibrio». Sostiene que en el resto del mundo «nadie hace albariño como vosotros, porque el albariño de Nueva Zelanda es bueno, pero es muy caro». Por eso, actualmente, «el 80 % del mercado es vuestro y todavía puede crecer más», argumenta. Para eso, las bodegas deben trabajar y seguir esforzándose por hacer mejor las cosas. «Usen toda la tecnología que puedan para hacer los mejores vinos que expresen Galicia. Si lo hacen así se convertirán en una región de renombre», aseguró. Una idea que compartió su compañero Vianna, quien recordó que las grandes regiones vitícolas se distinguen porque tienen variedades de uva que permiten elaborar vinos de guarda. «El albariño tiene los tres elementos que se necesitan para un vino pueda envejecer», aseguró.