El presidente de Estados Unidos abrió la puerta a subir los aranceles, algo que afectaría de manera directa a los caldos gallegos que exportan a este mercado

sindo martínez
Colaborador

Uno de los habituales arrebatos verbales del hombre más poderoso de la tierra tiene atemorizados estos días a decenas de bodegueros gallegos. Hace días, Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, fue abroncado por poderosos empresarios del sector vinícola de California. Se quejaban del escaso nivel impositivo con el que se grababan las importaciones de vino europeo. El histriónico mandamás norteamericano les dio la razón. De inmediato, prometió evaluar una subida impositiva a los caldos de Europa que entrasen en suelo norteamericano.

Los capitostes vinícolas del valle de Napa, el reino del mejor vino en América, reclamaron un incremento de aranceles al vino europeo, español y gallego, que entra en los USA. Aseguran que EE.UU. cobra ahora unos aranceles de 5 centavos de dólar (4,45 céntimos de euro) por cada 750 mililitros de vino europeo. Por el contrario, aseveran que la UE grava esas importaciones de caldos americanos con entre 11 (9,8) y 29 centavos de dólar (25 céntimos). EE.UU. es el mayor consumidor de vino del mundo. España es el tercero en producción.

No es una cuestión menor para las cinco denominaciones de origen de Galicia, cuatro de ellas radicadas en la provincia ourensana. En total, con datos del 2017, la exportación global de esos caldos en todo el mundo supuso unos ingresos de 50 millones de euros. En EE.UU. se comercializan de media en los últimos años más de 7,5 millones de litros, es decir en torno a unos 18 millones de euros. La Rías Baixas comercializa fuera 6,1 millones; O Ribeiro, 0,81; Valdeorras 0,3; Monterrei, 0,35 y Ribeira Sacra 0,15

Las ventas

Solo la denominación de origen Rías Baixas vendió en ese período anual más de 2,4 millones de litros en el país del tío Sam. En el resto de las denominaciones el porcentaje es menor, pero tanto EE. UU. como Reino Unido (con 1,4 millones comercializados desde esa denominación) son los principales destinos de las exportaciones de caldos gallegos. El temor a un descenso en las ventas foráneas ante la hipotética alza impositiva está ya ahí.

El presidente del Consello Regulador de Rías Baixas, Juan Gil, optó por la cautela: «No vamos a hacer comentarios sobre algo que, de momento, no es una medida adoptada, pero estaremos muy atentos a como suceden los acontecimientos».

El responsable del Consello Regulador de la Denominación de Orixe O Ribeiro, José Manuel Casares, fue más explícito: «El proteccionismo frena la libre competencia. Ese posible alza de aranceles al vino español es muy preocupante. Sería una dificultad añadida para que nuestros caldos entren en el mercado americano, en el que se comercializan buena parte de nuestras exportaciones».

A perro flaco, todo son pulgas. Hay otro problema latente, aún por definir para la exportación de vinos ourensanos y gallegos. Se trata de la incertidumbre sobre el devenir del brexit. Y es que el Reino Unido es el segundo importador de los caldos de los viñedos ourensanos.

Reino Unido

Un brexit duro significaría que el Reino Unido pasaría a ser considerado como un país tercero y, por tanto, comenzarían a aplicarse controles aduaneros en frontera, físicos y documentales con todo lo que ello supone.