Patrocinado porPatrocinado por

El hombre que creó un ejército de espantapájaros... y venció a las aves

maria cedrón REDACCIÓN

AGRICULTURA

roi fernández

Un albañil jubilado de Chantada idea unos muñecos móviles para que estorninos, mirlos y cuervos no entren en su terreno para comerle el maíz

15 oct 2019 . Actualizado a las 19:04 h.

Parece un campo inmenso de Iowa, pero es una finca de maíz de cinco ferrados en la Avenida de Lugo, en el casco urbano de Chantada, en Lugo. El encuadre de la foto es lo que hace que se confunda el terreno en el que Jesús Lamazares, un albañil jubilado de 76 años «con ideas dun rapaz de vinte», ha colocado en formación a las huestes de un ejército de esbeltos y coloridos espantapájaros con un toque a agricultores del ruso Malévich.

Son 13 figuras móviles repartidas por un campo en el que ahora no se atreve a entrar ni un solo pájaro. Porque el batallón creado por Jesús con sombreros de paja que guardaba por casa, escurridores de fregona, plásticos, ropa «que atopas por aí porque a xente xa non quere»... ha logrado vencer a estorninos, mirlos, urracas o cuervos que se alimentaban de los cultivos fruto del esfuerzo de este jubilado.

Para su estrategia, este albañil no recurrió a ningún libro, ni se inspiró en nada. Dice que tiene un «instinto natural» para saber qué asusta a los pájaros: «Cando sementaba o millo, os paxaros entraban e comíano. Tamén ían ás dúas figueiras que hai no prado. Tiña que espantalos e pensei nos bonecos. Non gastei nada neles. Facer un lévame un cuarto de hora ou dez minutos. Teño claro o que quero e fagoo», dice. Su sagacidad le ayudó porque no se equivocó.

La pregunta es qué tienen estas figuras que no poseen otras promocionadas como un azote para las aves, pero con resultados, a veces, totalmente opuestos. «O truco está en que teñan movemento. Iso aos paxaros ponos moi nerviosos. Hai que poñerlles cores, moitas cores. Cando están quietas, esquécete. Os paxaros acostúmbranse a elas e pérdenlles o medo», explica. Eso fue lo que le dijo su instinto. Lo hizo. Y no se arrepintió.

Ahora los vistosos espantapájaros que custodian su campo de Chantada hacen huir a las aves, pero atraen a decenas de curiosos. Tanto a los que son del pueblo, como a los que no.

«O outro día vin que viñan uns nunha bicicleta e empezaban a sacarlles fotos. Díxenlles ‘son cincuenta euros’. Pero non me entendían. Resulta que eran alemáns. Como estiven en Suiza, preguntáronme ‘fala francés? e algo entendo. Aínda falamos un pedazo», dice. Todo por los espantapájaros. Aunque ese es solo uno de los artilugios que ha ideado Jesús. Para saber más... basta con dar un paseo por Chantada.