Los precios alcanzados por este tubérculo durante la pasada campaña animan a los productores que esperan un aumento del 10 % en la superficie cultivada

J. V. Lado
Redactor
C. Viu

Aunque los últimos días de lluvia no ayudan porque sobra humedad la campaña de siembra de la patata en la zona de Bergantiños, con Coristanco como principal referente, está en plena efervescencia. Los terrenos ya se encuentran preparados, los productores han empezado a plantar y de aquí a mediados de mes debería estar en la tierra la práctica totalidad de la semilla. Resulta difícil saber con exactitud cuánta porque hay mucho pequeño productor y las superficies varían, pero se calcula que están dedicadas a este cultivo en torno a unas 300 hectáreas de terreno con una idea principal: la búsqueda de la máxima calidad. Los pequeños empresarios  dedicados a la patata en la zona han asumido ya que tratar de competir por volumen resulta absurdo en un trabajo en el que la mayoría de las labores siguen siendo manuales. por eso la clave de su estrategia es aprovechar el tirón de la marca dentro de la Indicación Xeográfica Protexida Pataca de Galicia.

Los buenos precios alcanzados durante la campaña pasada, cuando la cotización mínima para particulares se situó en la barrera del euro y la más barata para la industria sin almacenamiento previo salió a 0,25 céntimos, albergaban unas grandes expectativas. Sin embargo, la manera de la que se está comportando la climatología, algunos problemas con la calidad de la semilla y el hecho de que algún gran productor habitual no tenga pensado plantar este año ha rebajado ligeramente esas aspiraciones. De ahí que en el sector den por hecho que puede haber crecimiento de la superficie cultivada, pero será más ligero del esperado: en torno al 10 % ya sería una buena cifra.

«Houbo problemas coa semente que escaseou» «Algún produtor importante reorientou a actividade e tamén houbo problemas coa semente, que escaseou e non estaba na calidade que se esperaba. De feito eu aínda estiven falando estes días do tema e hai casos nos que un 20 % desa semente non estaba en boas condicións. Así que pode haber algo de alza, pero en xeral penso que imos estar na liña do ano pasado, algo por enriba se cadra, pero non tanto como se esperaba», señala Juan García Velo, el único de la zona que cuenta con una marca propia, Casa da Tulla.

Los precios son el principal aliciente, porque aunque en la campaña pasada se llegó a pagar la patata de Coristanco destinada a la industria a 60 céntimos más IVA, para el consumidor final no bajó de un euro y, en estos momentos, a la espera de que empiece a salir la de la nueva cosecha, la poca que hay de invernadero cotiza a 2,35 euros. Sin embargo, tampoco es para volverse locos, como explica Manuel Quintela, de la Indicación Xeográfica Protexida (IXP), que planta unas tres hectáreas y después de muchos años de experiencia tiene claro que lo importante son los márgenes entre el precio de venta y los costes de producción. «Eu teño comprobado que fas máis ou menos os mesmos cartos os anos que hai moitas que os que hai poucas, podes ter 2.000 ou 3.000 euros de diferenza, porque cando o prezo é bo arrímase todo o mundo, pero tamén cando hai moitas non as pagan nada. Eu estou no consello regulador e sei de casos que houbo na Limia de vender 1.000 a catro céntimos. Aquí non podemos facer iso. Tés que competir por calidade, o consumidor ten que poder aproveitar en condicións todo o produto que compra», incide Quintela, que utiliza las patatas como complemento a su actividad principal que es la ganadería de carne en extensivo, «todo o máis ecolóxico posible». Antes las patatas le aportaban un 20 % de sus ingresos, pero actualmente rondan el 40 y no solo eso, le permiten una gestión mucho más adecuada del terreno. En lugar de las rotaciones habituales hierba-maíz-hierba que se estilan en el sector el puede aprovechar el estiércol de sus animales como fertilizantes y utiliza la patata en la rotación de cultivos.

«Primeiro busca quen compre e despois planta» El reto principal para todos estos productores es el de comercialización. Como dice Quintela: «Primeiro busca quen a compre e despois planta», porque se trata de una mercancía que merma mucho al estar almacenada, que hay que vender en apenas cuatro meses entre noviembre y febrero, por lo que poco importa sacar a muy buen precio unos cuantos miles de kilos, si se regala o incluso se tira el resto de la cosecha.

Otros de los desafíos, tal como incide Juan García, es el de la búsqueda de personal para trabajar, algo común en estos momentos a todos los sectores agrarios y ganaderos, en lo que este pequeño empresario coristanqués, con una larga trayectoria sindicalista detrás, cree que la responsabilidad es compartida. «Ten que ser xente con curiosidade, que che guste isto, porque traballar en algo que non che guste, malo. Sen ser o primeiro criterio o salario, que non o é, todos temos que cambiar un pouco. O traballador ten que entender que manexar maquinaria grande ou traballar con animais é unha responsabilidade, pero tamén hai que saber que a xente ten que que ter vida, uns horarios e unhas condicións. Para min o principal problema é que se trata dunha actividade que non está socialmente ben considerada», concluye García.

ANA GARCÍA

Tipos en la Indicación Xeográfica Protexida Pataca de Galicia

Kennebec. Es la única Pataca de Galicia. Tiene un rendimiento en secano de entre 20 y 24 toneladas por hectárea. En este momento la cosecha está prácticamente agotada en Bergantiños. La Indicación Xeográfica Protexida no permite discriminar la procedencia, lo que perjudica a la comarca, donde el cultivo es artesanal.

Agria. En una de las variedades que se incluirán en la IXP. Su rendimiento supera las 60 toneladas por hectárea, pero su calidad es muy inferior a la Kennebec.

Fina de Carballo. También será Pataca de Galicia. Es la más delicada y sabrosa, sobre todo para cocer. En los últimos años se ha conseguido recuperar su cultivo. Siempre se vende entre 10 y 20 céntimos por encima de la Kennebec.

Patata nueva o de campaña, ¿Cuál es la diferencia?

Nueva. La patata nueva que puede encontrarse en el mercado procede de Egipto. La de Cartagena, que es la primera de España, llegará en unos 10 días. En la comarca, el próximo mes ya la habrá de la costa y de invernadero. Serán cantidades pequeñas y su cotización se espera muy alta, porque no queda nada de la cosecha regular. A finales de junio empezarán a salir las de interior de Bergantiños. Esta patata merma mucho porque tiene demasiada agua. En el invernadero hay que dejar de regar dos semanas antes de la recogida. 

De campaña. Está arrancando estos días. En cuanto el tiempo lo permita y los terrenos se completarán la práctica totalidad de las plantaciones. La mayoría de las fincas están preparadas. Se recogerán a partir de final del verano, pero la mejor época es octubre. 

¿Qué incidencia ha tenido la polilla guatemalteca en la comarca de Bergantiños? 

La comarca de Bergantiños se ha librado hasta la fecha de la temida plaga de la polilla guatemalteca. Sin embargo, en el otro costado de la Costa da Morte se mantienen las restricciones, después de que en marzo del año pasado se detectase su presencia den San Martiño de Ozón (Muxía). Los productores de los municipios limítrofes Cee, Corcubión, Camariñas, Dumbría, Fisterra y Vimianzo tienen hasta el próximo día 31 para declarar sus plantaciones, mientras que en la propia Muxía no está aún nada claro cuando se podrán levantar las restricciones. El jefe del Servizo de Sanidade e Produción Vexetal de la Xunta de Galicia, Víctor Novo, explica que aún se siguen recogiendo algunos insectos en las trampas colocadas para controlar la evolución de la plaga. Es necesario que transcurran dos años desde que desaparezcan por completo hasta que se puedan retomar las plantaciones, con lo que para muchos muxiáns, que plantaban casi en exclusiva para consumo doméstico, este cultivo ha pasado al olvido, al menos temporalmente.