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Galicia bate su récord de producción láctea pese al constante cierre de granjas

Xoán Ramón Alvite Alvite
xoán ramón alvite REDACCIÓN / LA VOZ

AGRICULTURA

ALBERTO LÓPEZ

Crece gracias al aumento de vacas por explotación y la mejora en las técnicas de ordeño

07 ene 2019 . Actualizado a las 12:10 h.

A día de hoy producen leche en Galicia poco más de 7.500 granjas, una décima parte de las que permanecían en activo a principios de los noventa, cuando empezaron a implantarse de forma rigurosa las cuotas lácteas. A pesar de esta brutal reconversión que ha dejado por el camino más de 60.000 explotaciones -la mayoría debido a su escasa rentabilidad o a la ausencia de relevo generacional-, la comunidad sigue haciendo gala de su potente vocación ganadera. De hecho, lidera con claridad la producción a nivel nacional, aglutinando el 40 % del total de materia prima, y se consolida como la octava región láctea a nivel europeo.

Durante 2018 Galicia ha vuelvo a batir su récord histórico al entregar a la industria más de 2,8 millones de toneladas de leche, prácticamente el doble que hace un cuarto de siglo. Esto a pesar de acumular más de diez años siendo la comunidad que registra las peores cotizaciones en origen de toda España y de sufrir un diferencial de precios de entre 3 y 5 céntimos en relación con las principales zonas productoras del continente.

¿Cómo es posible seguir creciendo en un escenario tan poco favorable? Principalmente, gracias al trabajo realizado por los ganaderos durante los últimos años en aspectos tan importantes como el dimensionamiento de las granjas (las que hay ahora son mucho mayores), la modernización de sus sistemas productivos, la optimización de los cultivos o la mejora genética del ganado.

Son menos explotaciones, sí, pero con más animales cada una, y más eficientes. Si a principios de los noventa una explotación media contaba con 25 cabezas de ganado y 8 hectáreas de terreno, ahora las cifras han crecido hasta los 55 animales y las 18 hectáreas de superficie agraria útil. Más llamativa todavía resulta la evolución experimentada por las vacas, que, en poco más de dos décadas, han pasado de producir 6.300 litros de leche al año a superar con facilidad los 8.500.

Más endeudadas

Para alcanzar la situación actual, el sector ha tenido que pagar, sin embargo, un alto precio. A las granjas que no han aguantado el tirón y se han visto obligadas a cerrar sus puertas hay que unir el excesivo nivel de endeudamiento que sufren muchas, debido a los escasos márgenes de beneficio de su actividad y, principalmente, a las costosas inversiones que han tenido que llevar a cabo para mantenerse en activo. Se calcula que durante la última década, las granjas han destinado más de 1.500 millones de euros a su modernización, cantidad sensiblemente superior a la desembolsada para el mismo fin por la industria transformadora asentada en la comunidad.

Cada segundo salen de las granjas gallegas 85 litros de leche, lo que da una idea aproximada de un potencial lácteo que no solo sitúa a la comunidad en el tren de cabeza de las principales regiones a nivel europeo, sino que la eleva a potencia mundial si se vincula el volumen de producción al de su población total.

A la cabeza en Europa

Las 7.500 granjas gallegas consiguen alcanzar la tonelada de leche anual per cápita, solo superadas por las de la Bretaña francesa con casi 1.500 litros de leche por persona -4,8 millones de toneladas de materia prima producida el año pasado y una población de 3,2 millones de habitantes- y por las regiones de Waikato y Canterbury, en Nueva Zelanda que es la primera potencia mundial exportadora de lácteos.

Lejos de moderarse, todo apunta a que las entregas de leche en Galicia seguirán repuntando en los próximos años a un ritmo superior al del resto de las regiones. De hecho, a día de hoy, la producción en la comunidad aumenta a un ritmo próximo al 3 % anual, prácticamente el doble que el conjunto de la UE-27.

Débil posición industrial

Este dominio en la producción no tiene, sin embargo, su reflejo en el ámbito industrial, que ni lidera la recogida en el campo ni mucho menos la transformación de la materia prima. Tanto es así que 7 de cada 10 litros de leche salidos de granjas gallegas son entregados a empresas o primeros compradores foráneos. Y prácticamente la mitad del total sale de la comunidad para ser transformado en otros puntos de la Península.

En términos económicos, de los 8.840 millones de euros de volumen de negocio que, según la estadística estructural del sector industrial, generó la fabricación de productos lácteos durante el último año, tan solo 1.591 se quedaron aquí.

Los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística también apuntan a que el valor añadido bruto de la actividad láctea en Galicia apenas supone un 10 % del de la española, cuando la comunidad cuenta con el 40 % de la leche nacional y el 60 % de los productores.

Las perspectivas de Bruselas: el precio de la leche subirá un 30 % en los próximos años

El precio medio de la leche en el año 2030 se situará en el entorno de los 40 céntimos, un tercio más del que registra actualmente. El crecimiento de la demanda de lácteos a nivel mundial propiciará este aumento de las cotizaciones en origen, que, a su vez, disparará la producción por encima de los 1.000 millones de toneladas (actualmente ronda los 710 millones).

Esa es, al menos, la previsión que realiza la Comisión de Agricultura de la UE, y que se extrae del informe sobre la evolución del mercado agrario publicado hace un par de semanas. Este documento también pronostica que los precios de los piensos destinados a la alimentación animal -que ya supone para las granjas gallegas el 60 % de sus costes- se mantendrán estables, lo que permitirá que las explotaciones aumenten, previsiblemente, sus márgenes de beneficio.

Si buenas son las perspectivas que maneja Bruselas para la leche cruda, mejores lo son todavía para derivados como el queso: se espera que su consumo aumente en torno a 1,3 kilos por persona durante la próxima década, hasta que en el 2030 se alcance una demanda per cápita de 20 kilos. También aumentará el consumo de mantequilla y se ralentizará el descenso que registra actualmente el de leche líquida.