Cuando alguien oye hablar de Toldos Gómez, lo primero que se le viene a la cabeza es la imagen de una orquesta tocando durante la sesión vermú. Porque aunque la actividad de esta empresa nacida en Arzúa hace más de cien años como una guarnicionería va mucho más allá, el impacto económico de los festejos que se celebran en Galicia en sus cuentas es muy grande.
De hecho, fue uno de los sectores que los ayudó a salir de la crisis que vivió el campo de la guarnicionería en los años sesenta al introducirse la maquinaria agrícola. Y sobre todo, cuando después comenzaron a usar material de PVC. «A desaparición das festas faríanos unha ferida. Só os toldos que facemos para os escenarios, tanto fixos como móbiles, apórtannos sobre un 5 % da facturación», reconoce el director gerente de esta firma, Esteban Raposo. De hecho, uno de sus principales clientes es ODL, especializada en la fabricación de escenarios móviles. Al revisar la lista de clientes, en el apartado de espectáculos tiene 71 nombres. «Solo dos de esos clientes nos dejaron el año pasado 120.000 euros, que para una empresa como la nuestra es una cantidad muy importante», apunta.
La historia de Toldos Gómez, que tiene fábricas en Arzúa, Santiago, Bergondo y Lalín, es un aval a la hora de hacerse con encargos como las lonas que se usan en grandes conciertos. Hay que pensar después en todo el negocio de carpas para churrascadas populares, para estands en muestras de artesanía... «Hai concellos que compran as carpas e despois úsanas para diferentes eventos», recuerda. Y no solo eso. Porque en el país de la lluvia, quién olvida la lona al organizar una fiesta.