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Soldados de cuatro patas contra la velutina

maría santalla REDACCIÓN / LA VOZ

AGRICULTURA

IAGO GARCÍA / ÁLEX LÓPEZ BENITO

Adiestradores gallegos entrenan a una veintena de perros para que en unos meses puedan detectar nidos de avispa asiática y evitar picaduras y pérdidas de colmenas

22 ago 2016 . Actualizado a las 15:21 h.

La avispa velutina no es una especie agresiva, pero sí reacciona cuando siente que su nido está en peligro. Cuando esto ocurre, ataca, y como además es un insecto que vive en colonias, ese ataque es con frecuencia múltiple. Ahí está el mayor riesgo de este animal invasor cuya presencia en Galicia crece año a año. En este contexto, los nidos de avispa asiática son especialmente peligrosos para los trabajadores de la madera o para los recolectores de fruta, sobre todo porque durante el verano esta especie anida en las copas de los árboles, donde sus nidos resultan difíciles de detectar a simple vista hasta que con el otoño se inicia la caída de la hoja.

Conscientes de esta dificultad, los profesionales de la escuela de formación de guías caninos Cruz de Calatrava, con sede en Oleiros, comenzaron a darle vueltas a la posibilidad de que los perros ejerciesen en este caso, una vez más, de mejor amigo del hombre y pudiesen salvar vidas detectando los nidos y poniendo sobre aviso a las personas que trabajan cerca de los árboles.

En un congreso de apicultores celebrado hace unos meses en Arzúa, el personal de este centro entró en contacto con el entomólogo Lolo Andrade, y como fruto de esa colaboración a día de hoy hay ya varios perros entrenando. No estarán listos para este año, porque «adiestrar un perro lleva como cinco meses», pero la idea es que el año que viene haya al menos veinte canes preparados para detectar nidos de velutina.

«Nos llamarían las empresas madereras, los apicultores, los ayuntamientos...» -explica uno de los entrenadores-, y los perros acudirían a revisar aquellos lugares en los que se sospeche que podría haber un enjambre de avispa asiática. El primer paso sería hacer un estudio sobre el mapa de la zona a batir para analizar sus características y solo después se trabajará sobre el terreno. Si las sospechas se confirman y los perros marcan un nido de velutina, «ahí entraría Lolo con su material de destrucción», explican. Una vez desactivado el nido, «siempre en horario nocturno, cuando las avispas están dentro», se retira y ya se puede trabajar con seguridad.

«Sasha», la pionera»

Para poner en marcha este proyecto los educadores de Oleiros se pusieron en contacto con otros adiestradores de Galicia para poder abarcar toda la comunidad. «Hay muchísimos nidos y sería inviable abarcarlos todos con dos o tres educadores», sostiene Mariano Chico, uno de los profesionales de la escuela. Así fue como varios adiestradores se unieron a la iniciativa y «cada uno está preparando sus perros».

En Oleiros entrenan a tres. Una de ellas es Shasa, «la perrita con la que empezó todo», que solo tiene cinco meses, «pero ya va haciendo sus pinitos». Además de ella también se entrenan para detectar velutina un pastor alemán de dos años, «que ya está bastante adelantado y ya hizo alguna prueba en exteriores». Y «otra también muy pequeñita».

No cualquier raza sirve para el rastreo -«los perros que tienen el hocico chato no huelen tan bien»-, así que el trabajo se realiza fundamentalmente con pastor alemán, como Shasa, también perros de aguas y un bodeguero andaluz, que «es muy pequeñito y se mete muy bien entre la maleza». Para entrenarlos trabajan con una sustancia preparada por el especialista en insectos. «Primero se empieza con una asociación de esa sustancia, comenzamos a trabajar aquí en pista, escondiéndola, en obstáculos... Ellos la detectan y la marcan». El marcaje en rastreo puede ser activo -ladrando- o pasivo -sentándose-. En este caso se utiliza el pasivo para evitar que el perro ladre cerca del nido y pueda provocar un ataque de las avispas. Así que el can, que llevará un localizador GPS, se sentará cuando detecte un nido de avispa asiática.

Esa precaución es fundamental, porque las avispas pueden reaccionar violentamente a un ladrido y pueden atacar tanto al perro como a los humanos que se encuentren cerca. La picadura, tanto para el animal como para el hombre es peligrosa en caso de alergia o en caso de que se trate de una picadura múltiple. Por eso los equipos rastreadores de velutina irán equipados de un antídoto para realizar el trabajo con la mayor seguridad posible.

En unos meses un pequeño ejército de soldados de cuatro patas estará adiestrado para sumarse a una batalla contra la avispa asiática en la que de momento no se ha encontrado un arma eficaz que consiga, cuando menos, frenar su avance.