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Historia y tradiciones en la parte más alta de Pombeiro

CARLOS RUEDA / CARLOS CORTÉS MONFORTE / LA VOZ

AGRICULTURA

CARLOS RUEDA

Castros, peñascos de mouros y torres medievales a orillas del Miño en Pantón

28 jul 2013 . Actualizado a las 06:00 h.

La parte alta de Pombeiro está cargada de historia y tradiciones religiosas. Se trata de la zona situada a más altura de esta parroquia de Pantón, la que se abre a la cuenca del Miño. Para llegar al inicio de la ruta hay que partir de Ferreira de Pantón por la antigua carretera N-120, en dirección a Guítara. En el kilómetro dos y en las proximidades de Següín, es preciso torcer a la izquierda hacia Pombeiro.

En el kilómetro 5,7 llega un nuevo desvío, esta vez a la derecha y en dirección a la aldea de Vilamirón, distante 300 metros. De la parte baja del pueblo sale un camino que lleva hasta el castro de Vilamirón, a 350 metros. Antes, la ruta pasa al lado de una antigua vivienda conocida por A Casa do Santiago de Vilamirón. Se trata de la típica casa-fuerte de labranza, construida en buena parte con piedra de cantería. Los vecinos aseguran que la mayor parte del material empleado en su construcción son piedras procedentes de un cercano castro.

El castro de Vilamirón se eleva sobre una pequeña loma de unos cien metros de diámetro. De forma circular, está rodeado por un muro de piedras y tierra de aproximadamente un metro de ancho. En algún tramo, el foso alcanza los cuatro metros de altura, aunque se encuentra parcialmente destruido.

Rocas con grabados

En la parte más extrema, la que da a la ribera del Miño, hay varias rocas de gran tamaño denominadas Os Penedos da Rodela, también conocidas por los vecinos por As Penas dos Mouros. En tres de estas rocas, parece ser que existen grupos de petroglifos en forma de coviñas o cazoletas.

Como el lugar está lleno de maleza y las rocas están cubiertas de musgo, no hemos ha podido constatar la existencia de dichos petroglifos, aunque varios vecinos afirman haberlos visto. «Nas Penas dos Mouros estiveron a vivir os mouros, tiñamos moito medo e evitabamos pasar preto das penas. Tiñan unhas marcas como se fosen coviñas ou cazoletas», relata una mujer residente de Vilamirón.

De vuelta a la carretera principal, la que lleva a Pombeiro, la ruta continúa por ella unos cien metros hasta un desvío a la izquierda, que está señalizado y lleva al pueblo de A Torre de Vilamirón, distante ochocientos metros.

Entre la carretera de acceso de A Torre de Vilamirón y la que lleva a Pombeiro, está el lugar de As Paramias. En el catálogo oficial de Patrimonio consta que aquí hay un enterramiento megalítico denominado Mámoa das Paramias. El lugar se encuentra muy alterado debido a recientes trabajos agrícolas. Los restos de la coraza del túmulo aparecen amontonados en una finca colindante y en su entorno fueron encontrados fragmentos de cerámica.

Torre de Quitapesares

En A Torre de Vilamirón se encontraría en tiempos la antigua Torre de Quitapesares, situada erróneamente en el lugar de O Cotillón, y en el lugar que hoy ocupa la actual capilla de San Bartolomé. De aquella torre solo quedan hoy algunos sillares sueltos en un lateral de la capilla y en casas de la localidad. Se cree que la torre fue levantada en el primer tercio del siglo XV por Fadrique Enríquez, duque de Arjana y hermano de Inés de Castro.

La propiedad de la torre fue causa de un gran litigio que enfrentó a los Condes de Lemos con el monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil. En el pueblo aún se pueden ver antiguas bodegas para el almacenaje del vino que se hacía con uva de los viñedos de ribera de Bazal y Pombeiro.

En este punto, el itinerario vuelve de nuevo a la carretera principal. Continúa por ella unos tres kilómetros más hasta llegar al lugar de As Cortes. Aquí hay un desvío a la derecha hacia Bazal y a la izquierda hacia O Regueiro y Pombeiro. Hay que seguir por el de la izquierda para visitar O Regueiro, que se encuentra a un kilómetro de distancia.

En esta localidad destaca la ermita de Nosa Señora das Neves, convertida en iglesia parroquial y donde se sigue celebrando una concurrida romería en honor a su virgen. Próximo a la ermita sale el camino de A Piúca, que transcurre paralelo al río de O Regueiro y por su orilla derecha. A varias decenas de metros de su inicio está la Fonte do Regueiro, de aguas muy apreciadas, y enfrente el Muíño do Carrizo. «A este muíño viñase moer dende a aldea de Pesqueiras -recuerda el señor Tomás, vecino de este lugar-, co millo e co centeo cargado ás costas, xa que o camiño era moi estreito e apenas podía pasar unha cabaleiría».

De vuelta al cruce anterior, el itinerario sigue por el desvío la de la derecha hacia Bazal, a la que se llega después de recorrer un kilómetro. Se trata de un típico pueblo de ribera, colgado sobre el cauce del río Miño y que conserva bien una buena parte de su arquitectura popular. En el cercano lugar de Barreiro, se encuentra el castro de Bazal. Tiene un diámetro de cuarenta metros y su altura máxima llega a los seis. El foso que lo protege está muy alterado debido al aterrazamiento de la zona para la plantación de viñedos. Actualmente se encuentra totalmente cubierto de maleza. En el centro del pueblo está la ermita de Santa Isabel, que aparece en documentos antiguos como ermita de Nuestra Señora de Bazal. Uno de estos documentos, de 1737, relata el pago de cien reales por la construcción del antiguo retablo, que en la actualidad ya no se conserva