Patrocinado porPatrocinado por

La zona ha perdido en tres años el 10 % de sus tierras de cultivo

Cristina Viu Gomila
Cristina Viu CARBALLO / LA VOZ

AGRICULTURA

JANET GONZALEZ VALDES

Bergantiños dedica 1,2 millones de metros cuadrados a las patatas

29 abr 2012 . Actualizado a las 07:07 h.

Según los datos que ofrece la Consellería de Medio Rural e do Mar, la Costa da Morte ha perdido desde el 2009 el 10 % de su superficie cultivable, lo que supone que la zona se encuentra cada vez más lejos de las demandas de la nueva PAC, que tendrá muy en cuenta la cantidad de fincas de cada explotación a la hora de conceder ayudas.

Aunque se pierde terreno agrícola, el ganado ha ido aumentando, por lo que hay una clara tendencia a la intensificación, un concepto con el que tampoco está de acuerdo la Política Agraria Común por la que Galicia tendrá que regirse a partir del próximo año.

El mayor descenso en la cantidad y amplitud de las agras corresponde a Bergantiños. En el 2009 los cultivos herbáceos ocupaban 19.488 hectáreas y actualmente solo son 16.818. Curiosamente, apenas se ha incrementado el terreno dedicado a montes, a pesar de las denuncias de los sindicatos. Uno de los motivos es que la crisis de la construcción ha bajado notablemente el precio de la madera, por lo que para muchos ganaderos que abandonan la actividad resulta más rentable alquilar el terreno que plantar pinos. En Cerceda sí han aumentado las hectáreas arboladas.

Por lo que respecta a los tipos de cultivos que se realizan en la zona, la patata ocupa 1.286 hectáreas en Bergantiños, lo que convierte la comarca en la tercera de Galicia en superficie dedicada a los tubérculos, detrás de A Limia y de Allariz-Maceda. En la provincia de A Coruña duplica el espacio del área de Santiago, que es la segunda en importancia.

Otra de las curiosidades sobre el uso de la tierra de cultivo es que en los últimos años se han incrementado el número de fincas dedicadas al maíz forrajero en Soneira, donde la ganadería adquiere cada vez más importancia. Sin embargo, han bajado las plantaciones en Bergantiños, donde en solo tres años se han reducido en 400 hectáreas. En Fisterra los cambios han sido prácticamente nulos.