Patrocinado porPatrocinado por

Una opción para conseguir alimentos naturales

Adrián Cundíns

AGRICULTURA

19 ene 2012 . Actualizado a las 06:00 h.

Galicia, encajada en la tradicional agricultura de subsistencia, es uno de los paraísos de pequeños huertos familiares repletos de frutales.

Con el atrayente objetivo de poseer «as sabedoras mazás da horta», su proliferación fue continua. En los últimos tiempos, con la despoblación rural y el envejecimiento, muchos de estos pequeños huertos se ven abocados a desaparecer.

Sin embargo, como si de una contradicción se tratara, una vuelta al pasado, con la renaciente búsqueda de alimentos naturales o ecológicos, los hace revivir. Inusual el empleo de tratamientos, se adaptan perfectamente a esta nueva demanda consumista.

En esta época del año, el tan importante movimiento de tijeras de poda se hace palpable en toda la Costa da Morte, comenzando por los tempraneros frutales de piedra, como los ciruelos o melocotoneros, que están a punto de iniciar el ciclo de floración y, terminando, ya a mediados de febrero, con el cuidado de los frutos secos como es el caso de los castaños o los nogales. Las cintas adhesivas y las colas son cada vez más comunes en los huertos de frutales, donde un injerto de cuña, un patrón enanizante o un aclareo ya no son términos tan desconocidos.

Una mayor implicación de técnicos, gente formada en campo y la introducción de nuevas variedades, permite que hoy en día nos encontremos con una amplia gama de frutos en un pequeño espacio y a lo largo de todo el año, desde las tradicionales manzanas o peras, hasta productos mas sofisticados y perfectamente adaptados a nuestras condiciones como son el caqui, o el caso mas claro del kiwi.

El interés por la recuperación de estos pequeños huertos, agudizado aún más si cabe con la llegada de la tan temida crisis, permite el acceso asequible a fruta de temporada en casi cualquier época del año, con tan solo algo de interés y estirar la mano.