El 56% de las niñas ourensanas estaban sin escolarizar a inicios del siglo XX
08 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Una sociedad conservadora a la que los cambios llegaban con excesivo retraso explica las cifras sobre escolarización de la mujer ourensana en las tres primeras décadas del siglo XX. Ese período ha sido objeto de estudio por la profesora Rosa Cid Galante, que dedicó a la educación de la mujer en nuestra provincia su tesis doctoral.
Con las celebraciones del Día de la mujer trabajadora en pleno auge, la investigación de Cid Galante aporta base documental para conocer con más detalle el camino entre el acceso a la formación secundaria y universitaria y la actual lucha por la igualdad de oportunidades.
En España, explica la profesora en su tesis, los cambios llegaron con la revolución de 1868, pero Galicia y Ourense aplicaron su propio -y ralentizado- ritmo. Aunque en tierras gallegas surgen voces en defensa de la mujer, como las de Emilia Pardo Bazán y Concepción Arenal, y a pesar de que el Partido Galeguista y las Irmandades da Fala empiezan a admitir mujeres en sus bases, «la transmisión de los estereotipos de la mujer como subordinada al hombre perduraba en una sociedad marcadamente conservadora como la ourensana».
En esa realidad social se comprenden las cifras que ofrece la tesis doctoral de Cid Galante. En el año 1900 Ourense era la provincia gallega con mayor número de mujeres que no sabían leer ni escribir, en términos absolutos. En 1930 se situará en el segundo puesto, después de A Coruña. En proporción a su población, las mujeres ourensanas eran las menos alfabetizadas de España en ambos años, aunque con un perceptible avance.
Así, en el último año del siglo XIX el 56,26% de las niñas ourensanas estaban sin alfabetizar; 30 años más tarde el porcentaje descendía hasta el 35,6%. Según los Anuarios de 1922 que maneja Rosa Cid, «la asistencia media ourensana era del 48% frente al 60% de la española». En el análisis de las causas, la investigadora estudia el contexto socioeconómico y la dotación educativa.
Las escuelas, pocas y lejos
En este segundo aspecto su tesis presenta un estudio del número y distribución de las escuelas ourensanas para concluir que «el estado, la irregularidad de la asistencia del profesorado, la mentalidad de la época... eran verdaderos obstáculos para la escolarización regular».
El número de escuelas -las había mixtas, unitarias de cada sexo y graduadas- pasó de 693 en 1908 a 1.164 en 1930. La prensa apuntaba en la primera década de los 30 la necesidad de otras 330 escuelas a lo largo de la provincia.
Aparte del número insuficiente de infraestructuras educativas, existían otros factores favorecedores de la escasa escolarización: su ubicación en lugares alejados de buena parte de los núcleos, las malas comunicaciones y una estructura social que contaba con los niños y, sobre todo con las niñas, para realizar tareas de apoyo familiar, tanto en las tareas agrícolas como en el hogar.