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La compleja apuesta de la calidad

AGRICULTURA

Los productores gallegos de alimentos ecológicos admiten dificultades para distribuirlos, mientras los restaurantes se convierten en su principal escaparate

23 may 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Galicia es una mina de productos ecológicos de primerísima calidad: carne de vaca, cerdo celta, la célebre galiña piñeira, leche cruda, todo tipo de hortalizas... Pero con un problema de primer orden: la distribución. Los restaurantes gallegos, sobre todo los vinculados a la cocina moderna, anhelan ofrecer en sus cartas estos alimentos y, sin embargo, se vuelven locos para conseguirlos. Con todo, se han convertido en su principal escaparate, pues son estos locales los que están generando una demanda creciente.

«Custa moito traballo conseguir produtos galegos, e doe collelos fóra. Cada un dos que temos é como un pequeno tesouro», afirma Xoán Manuel Crujeiras, responsable de A Estación, de Cambre. Este chef utiliza con frecuencia alimentos de producción ecológica, como habas de Lourenzá, que se llevan los mejores locales asturianos para hacer fabada, longueirón de Fisterra o la carne de vaca gallega (que no buey), «que nós temos na carta como carne vermella do país e que é un produto exquisito». Pero, paradójicamente, tiene «grandes dificultades para conseguir o pemento de Herbón», en medio de un ejército murciano y marroquí de supuestos pimientos de Padrón.

Los fabricantes asumen sus dificultades. «A produción crece, pero fallamos na distribución. Ou nós ou as industrias fallamos por non ser quen de chegar ao mercado», admite José Antonio Fernández Álvarez, presidente del Consello Regulador de Agricultura Ecolóxica de Galicia (Craega), que agrupa a los 530 fabricantes ecológicos de la comunidad autónoma. Setenta son industrias, y los 460 restantes, pequeños productores tanto de alimentos animales como vegetales.

«Crecemos un 10% en facturación e un 4% en inscricións o ano pasado. O produto promociónase só e é todo un símbolo de calidade e sanidade para Galicia, pero o difícil é facelo chegar», añade.

Craega está pendiente de la aprobación -probablemente este año- del reglamento de la acuicultura ecológica. Y precisamente el pescado, pero el fresco, es otra de las grandes reivindicaciones de los restaurantes. «É unha materia pendente -asegura Crujeiras-. Non hai maneira de coñecer a procedencia do peixe e non é o mesmo o noso que o de fóra. Só a pescada de Celeiro está claramente identificada, pero debería facerse o mesmo coa maragota, a pinta ou a robaliza».

La otra deuda ecológica puede ser la de las setas. Los responsables de A Estación recolectan con sus propias manos y por puro placer Lactarius deliciosus (rovellón o níscalo), Cantarelus y Boletus edulis.