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La crisis pone el campo en el mapa

AGRICULTURA

08 feb 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Los productos agrícolas con indicativo de calidad pueden ser una alternativa cuando la crisis convierte a las ciudades en una máquina de fabricar parados. Pueden serlo sobre todo en zonas como la Ribeira Sacra, donde muchos de los que tuvieron que marchar fuera a buscar trabajo aún conservan las tierras de la familia en sus aldeas natales. Bodegueros y productores de agricultura ecológica no ven la vuelta al campo como un refugio para nostálgicos de la contracultura, sino como una oportunidad de negocio para los que tengan un punto de audacia empresarial. También, eso sí, ciertas dosis de estoicismo. Las carencias en los servicios más básicos son la otra cara del idílico paisaje rural en el que se recrea el turismo.

¿Hay sitio para nuevas iniciativas bajo el paraguas de Agricultura Ecolóxica? «Despois de moitos anos medrando continuamente, non vou ser eu quen cuestione a rendibilidade da producción ecolóxica», bromea José Antonio Fernández, presidente del consejo regulador. Según su criterio, existen múltiples oportunidades de negocio al amparo de este indicativo de calidad. Otra cosa, admite, es decidirse a dar el salto de una ciudad al medio rural. «Hai xente que prefire quedar na cidade gañando menos a vivir nunha aldea. Están os problemas para acceder a Internet, para ofrecerlles actividades aos nenos...», reflexiona el responsable del Craega.

Adecuarse al mercado

«En un contexto de crisis de muchas fábricas la viticultura puede ser una opción, si no al cien por cien sí como fuente de ingresos alternativa. Mucha gente de aquí que está fuera entiende la viña, y la mayoría llegó a unas edades en las que difícilmente va a encontrar trabajo en la ciudad», opina el bodeguero Fernando González. Desde su punto de vista, la estructura productiva de la Ribeira Sacra «no da para traer temporeros o extranjeros», pero puede servir para completar la economía de retornados víctimas del aluvión de regulaciones de empleo. Incluso en un momento en el que el sector del vino tampoco está para tirar cohetes. «Hay que adecuar el producto a la demanda. Yo podría comprar veinte mil kilos de godello y hay más bodegas en esta situación», sostiene el responsable de Algueira.

La falta de relevo generacional en el sector del vino, que tiene un papel decisivo en el sostenimiento del paisaje y la oferta turística, es uno de los problemas a los que alude el plan de infraestructuras que ha puesto en marcha Medio Rural para respaldar la actividad vitícola en la Ribeira Sacra, centrado en la inversión en mejora de accesos y en subvenciones para la instalación de montacargas que faciliten la vendimia. Esta consellería publicó el pasado mes de diciembre una orden por la que se establecen ayudas para la incorporación de jóvenes a la actividad agraria, aunque en el caso de la viticultura heroica no existen líneas específicas como las que se aplican en zonas europeas con ese mismo condicionante.

En el decreto por el que se declaró el pasado año paisaje protegido a la Ribeira Sacra, la Consellería de Medio Ambiente se reserva la decisión final sobre la la viabilidad de cualquier tipo de actuación que no encaje en los «usos tradicionales». La clave del futuro de este territorio singular parece estar, sin embargo en la «protección» de los que cuidan ese paisaje.