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La diócesis de Ourense tapiará las rectorales abandonadas para evitar su ruina

Jesús Manuel García

AGRICULTURA

09 mar 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Son más de 600 edificios antiguos y no hay presupuesto para restaurarlos todos. Tampoco se pueden dejar caer. La diócesis de Ourense estableció un plan de consolidación de todas las casas rectorales diseminadas por todo el territorio. Muchas están abandonadas y amenazan ruina. El plan se pensó en colaboración con la Delegación provincial de Cultura y es muy práctico. Si no se pueden restaurar, _tienen una media de 300 metros cuadrados y su coste puede ir desde los 30.000 euros en adelante_ no se puede dejar que desaparezcan.

¿Qué solución adoptar? La que en su día practicó con acierto el arquitecto de Patrimonio, Manuel Becoña, defensor de esta iniciativa. Gracias a él no se ha perdido la rectoral de Refoxos, en Cortegada, que espera su restauración. El plan consiste en proteger esos edificios de forma que cuando se decida restaurarlos estén enteros.

Lo primero es ver si procede hacer desbroce de maleza, después se apuntala y se derriban los elementos que no puedan consolidarse de inmediato y suponen riesgo para ejecutar las posteriores operaciones. Luego se consolida el apuntalado previo que pasa a permanente hasta la reconstrucción o rehabilitación total o parcial de la construcción.

Necesidad de almacén

Cuando quedan consolidadas las estructuras interiores, se limpia el espacio interior total transportando cualquier elemento de valor, que deberá ser catalogado, para su restauración. El autor del proyecto, el arquitecto Xan Rodríguez, recomienda que se habilite una central de operaciones para esta actividad con «un gran almacén o contenedor que vaya recibiendo los elementos de las distintas casas» para evitar el hurto.

Huecos, puertas y ventanas se sellan con ladrillo y yeso, se le se pone una capa de yeso para tapar el ladrillo dejando un hueco de acceso con puerta de tablas y cerradura de llave o candado. Las contras y carpinterías se almacenarán en la propia casa. Se pondrán barandillas y protección con madera de pino tapando huecos peligrosos y apuntalando muros que amenacen ruina.

A las rectorales se les quita la teja y se deposita a pie de obra. Se cubren con uralita rojiza Onduline. Como en algunos sitios se criticó esta acción de dejar poner uralita cuando Patrimonio impide ponerla en las casas, es conveniente precisar que en el caso de las rectorales no es una restauración sino una medida transitoria, para que ese rico patrimonio arquitectónico no se venga abajo. Cuando se decida restaurarlo, se actuará en consecuencia.

Ejemplos de rectorales en mal estado que se someterán a este plan transitorio los tenemos en Chaveán, (Chandrexa), un inmueble de 77 meros cuadrados en forma de L con bajo y planta, escalera de piedra por un lateral en pleno núcleo de San Cristovo de Chaveán. Está adosada a otras dos viviendas. Sus muros son de cantería bien conservados. La cubierta está muy deteriorada, faltan tejas y hay maderas podridas.

En Santa María de Nogueira, en Montederramo, la vivienda ocupa 145 metros cuadrados, su anexo agrícola, 153 metros cuadrados. Sus muros son de cantería mixta con mampuesto y granitos de gran tamaño. La cubierta está en mal estado, desplomándose por dos de sus lados. La caída de vigas arrastra a los muros de fachada, que pierden verticalidad. Dentro hay enseres y desperdicios. El tercer ejemplo para cerrar a la espera de su futura restauración es el de San Breixo de Pontedeva. Ubicada al lado del templo, tiene bajo y planta. Entre esos edificios hubo alpendres destruidos para hacer sepulturas. Ocupa 276 metros cuadrados, en un entorno bello. Tiene muros de mampuestos pequeños unidos con barro; techos de madera, cubierta a medio caer y la amenaza de ruina continúa.