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Dos productores de Valdoviño viven de los cultivos naturales

Fátima Fernández VALDOVIÑO

AGRICULTURA

Reportaje | Los pioneros de la agricultura ecológica en la comarca Sólo son un par: Fernando, revolucionario y emprendedor; y María, desilusionada por las dificultades para hacerse un hueco en el mercado con hortalizas libres de químicos

05 mar 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

?ernando es un revolucionario de la agricultura. Las lechugas, espinacas y acelgas que crecen en sus nueve invernaderos de Valdoviño huelen y saben a lechugas, espinacas y acelgas. ¿Recuerdan esta sensación? No, porque la mayoría de las hortalizas que entran en la cesta de la compra son insípidas e inoloras, como artificiales. Fernando es un revolucionario simplemente porque ha desterrado de sus campos los abonos químicos, y combate las plagas con productos ecológicos y naturales, sin sustancias dañinas para la tierra y también para el estómago, aunque no se note así de repente. Lo mejor de la historia es que este hombre del campo encima gana dinero haciendo lo que le dicta su conciencia, que fue la que le empujó a sumergirse en la aventura de la agricultura ecológica, el no va más en el mundo del sacho y el raño. Fernando Sanesteban posee 3.000 metros cuadrados de invernaderos en el lugar de Curuxeira, en la parroquia de Vilaboa. Justo al lado del embalse de As Forcadas se crían unas hortalizas de verdad, que aún no son fáciles de encontrar en las tiendas. Este es el quid de la cuestión. La comercialización, ahora casi marginal, es el gran obstáculo al que debe enfrentarse Fernando y todos los que practican la agricultura ecológica. Pero este capataz agrícola ha sabido buscarse la vida muy buenamente: es cliente de la Agrupación Agroalimentaria do Eume, de la cooperativa ferrolana Axoaniña, de una tienda especializada de A Coruña (Hortasana) y de otra de Xuvia, en Narón, que se llama Abacería... Este es el circuito por el que se mueven los productos de Fernando, uno de los dos agricultores que practican la ecología en las comarcas de Ferrol, Eume y Ortegal. La otra es María Elisa Bouza, que también trabaja el campo en Valdoviño, pero en el lugar de Vilar, en Lago. Ella es, en realidad, la única que posee el sello que concede el Consello Regulador de Agricultura Ecolóxica de Galicia. Fernando aguarda por él. Por lo que cuenta María, la cosa no está nada fácil. «A los compradores les parece muy bien que el producto sea ecológico, pero al final se van a lo más barato». Y lo más barato, en este caso, es lo peor. Esta productora vende sus hortalizas en el Mercado de Ferrol, donde sus clientes no valoran en absoluto lo que están comprando. Y como hay que vivir, pues ella acepta y coloca su mercancía a los mismos precios que la procedente de la agricultura convencional. Está, dice, desilusionada. A su lado, Fernando le aconseja que haga como él, que se ponga en contacto con Euroeume, con esta y aquella tienda... María pertenece también a la cooperativa Axoaniña de Ferrol, cuya actividad aún es incipiente. Fernando, a diferencia de María, está convencido de que lo que hace tiene futuro, de que los compradores valoran un producto natural por encima del que no lo es, aunque tengan que pagar un 10% más. Cerdos celtas y gallinas de Mos. Estas inquietudes por todo lo que huela a natural, que no es más que lo se hacía en la tierra no hace tantos años, han llevado a Fernando a dar rienda suelta a sus ambiciones y a rodearse de animales. Además de los invernaderos, que cuidan él y su mujer Montse Dopico, posee cerdos y gallinas. Pero no son unos cerdos y unas gallinas cualquiera. Pertenecen a razas autóctonas en vías de extinción. Dos puercas reproductoras y un cerdo celta, y cinco gallinas de Mos se crían en la finca de Fernando. Comen, como no podía ser de otra manera, de forma totalmente natural. Fernando Sanesteban pertenece a la asociación de criadores de ganado porcino celta, Asoporcel; y a Avimos, asociación de avicultores de galiña de Mos. A tratos anda con ellas para sacar rentabilidad de estos animales. Y, de momento, el cerebro de este agricultor, joven, inquieto y revolucionario, está en posición de descanso. A la espera de que el consello regulador le otorgue el sello. ¡Ah! Experimenta con el cultivo de setas. Naturales, claro.