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La superficie de los huertos familiares ha crecido un 53% en siete años

Gonzalo Fernández ECONOMISTA Y AUTOR DEL INFORME ECONOMÍA RURAL Y AGRARIA EN GALICIA

AGRICULTURA

Los pueblos abandonados en el medio rural abren la puerta a que esta tendencia siga al alza Cada vez hay más familias que buscan en la agricultura una fórmula para relajarse

28 feb 2004 . Actualizado a las 06:00 h.

Los huertos familiares constituyen en Galicia el último reducto de una agricultura artesanal de calidad, dedicada a la producción de alimentos muy apreciados para el consumo humano. Forma parte, con el gallinero y el cortello , de una trilogía productiva de días de fiesta en lo que era la vida agraria tradicional y con un notable atractivo en la gastronomía moderna más o menos sofisticada. En un escenario como el actual en Galicia, en el que la superficie de tierras de cultivo era de 368.070 hectáreas en el 2002, un 3,2% menor que la de 1995, los huertos familiares sumaron 17.063 hectáreas en el 2002, con un incremento del 53,4%. Estos últimos representan en torno al 17% de la superficie total dedicada a la agricultura para consumo humano, que ha venido cediendo espacio a la que produce alimentos para el ganado. Actualmente, las tierras de cultivo están integradas en Galicia por huertos familiares, que suponen el 4,6% del total; invernaderos, 0,2%, y cultivos en campo, 95,2%. En tanto que la superficie de los primeros aumentó un 53,4% en el período 1995 al 2002, la de otro tan moderno como los invernaderos disminuyó un 24,6%, situándose hoy en 538 hectáreas. Rentabilidad Los huertos son el principal sistema de cultivo de hortalizas, con 3.637 hectáreas, frente a 217 en invernaderos y 750 en campo. En estos siete años, la producción de verduras y legumbres en el campo ha disminuido un 64%, por un 22% en invernaderos, en tanto que aumentó el 6% en huertos familiares. A pesar de que éste es uno de los grupos con mayores rendimientos económicos, en el 2002 sólo ocupaba 4.604 hectáreas. Al cultivo de flores se dedicaron en Galicia 395 hectáreas en el 2002, distribuidas entre invernaderos, 166 hectáreas, y campo, 229. Los huertos familiares no practican esta actividad, pero sí destacan en hortalizas: patatas, con 3.260 hectáreas; frutales, 2.973; y viñedo, 1.488, entre otros. De cara al futuro, en que cada vez más actividades tradicionalmente agrarias pasarán a formar parte del nuevo desarrollo rural, muchos huertos familiares sustituirán a lo que hoy conocemos como jardín en el entorno de casas de labranza restauradas como segunda (o primera) vivienda de urbanos. Personas de sociedades cada vez más desarrolladas buscan en la casa rural y en el trabajo en su huerto un sistema de relajación y de contacto con la naturaleza. Hay que tener en cuenta que la desagrarización del escenario rural lleva consigo un notable aumento de recursos, casas y pueblos o aldeas abandonadas. Pueblos abandonados Galicia cuenta con más de 200 pueblos abandonados en el medio rural y cerca de 100.000 viviendas vacías en los 256 ayuntamientos gallegos con menos de 10.000 habitantes. La recuperación futura de estos entornos y casas va a depender de funciones y actividades rurales no agrarias, tales como el turismo, el ocio o la segunda vivienda. También es en este mismo contexto en el que pueden alcanzar un nuevo significado e importancia los huertos familiares, que no requieren atención diaria y que, además, pueden proporcionar un atractivo gastronómico para los nuevos propietarios.