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Asaja y Asaga advierten de que la reducción de jornada laboral no se ajusta a la realidad del campo

Somos Agro REDACCIÓN

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Carlos Barba | EFE

Dicen que no se ha consultado con el sector la aprobación de la medida

05 feb 2025 . Actualizado a las 10:28 h.

Asaja y la Asociación Agraria de Galicia (ASAGA) han expresado su firme rechazo a la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales, aprobada hoy por el Consejo de Ministros. Ambas organizaciones denuncian que la medida, pactada entre el Gobierno y los sindicatos, se ha impuesto sin consenso con la patronal ni consideración hacia las particularidades del sector agrario, lo que supondrá graves dificultades para las explotaciones agrícolas y ganaderas. Pedro Barato, presidente de Asaja, ha advertido de que esta decisión «dejará al sector en una situación muy complicada, ya que actualmente ya sufrimos una grave falta de mano de obra en nuestras explotaciones y campañas agrícolas». La reducción de la jornada obligará a contratar más trabajadores para cubrir las mismas tareas, lo que incrementará los costes laborales hasta niveles inasumibles para muchos productores.

Las organizaciones recuerdan que, con la actual reforma laboral, solo se pueden realizar contratos fijos o fijos discontinuos, lo que dificulta aún más la adaptación del sector a esta nueva normativa. «No encontramos trabajadores y ahora, además, se encarece el coste laboral, ya que, al reducirse la jornada y mantenerse los salarios, se genera una subida encubierta de sueldos», ha señalado Barato.

Asaja y Asaga subrayan que la reducción de jornada no se ajusta a la realidad del campo, donde las labores agrícolas dependen de factores como la climatología y los ciclos de producción. «Ya es complicado negociar los convenios con la jornada actual, como para ahora imponer una reducción sin atender a las necesidades reales del sector», advierten ambas organizaciones. Además, critican que la medida se haya adoptado sin consultar ni analizar las consecuencias para la agricultura y la ganadería. «Los legisladores desconocen por completo la realidad del campo y legislan desde los despachos, sin escuchar a quienes trabajamos cada día en la producción de alimentos», denuncian.