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«No puedo hacer parir una vaca justo cuando el alumno tiene prácticas»

Luis garcía / antón lestón CARBALLO / LA VOZ

SOMOS AGRO

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VOCES DO AGRO | Pere Puig Calvo, doctor en Pedagogía, participó en el espacio «Voces do Agro», de Radio Voz Bergantiños

08 jul 2022 . Actualizado a las 01:43 h.

La complicidad entre educación y formación laboral está cada vez más presente en los objetivos a instalar en los centros españoles, que a diferencia de los de otros países de Europa, no dan con la tecla a la hora de hacer que el empleo juvenil aumente. Pere Puig es el director de formación de la Asociación Internacional de Movimientos Familiares de Formación Rural, y estuvo este lunes en el programa Voces do Agro, de Radio Voz Bergantiños.

—¿Qué diferencia hay entre la formación en alternacia que defiende y la dual?

—El sistema de alternancia tiene en cuenta, por encima del formato dual, no solo el momento empresa estudiante, sino también el desarrollo de los territorios y el proyecto de vida de cada joven. La alternancia va más allá de las dos patas, escuela y trabajo. El profesor debe ser docente y agente desarrollador del territorio. En la formación agrícola no vale con cumplir los programas oficiales, hay que saber hacia dónde va el territorio, hacia dónde van las empresas y las relaciones empresariales para ir respondiendo al ritmo que la vida manda. Lo fácil es dar lo que dice el programa, así cumples, aunque esté desfasado. Lo que se aprende en un momento determinado a nivel profesional va a variar con mucha rapidez. Lo que deben aprender son todas estas habilidades que les van a permitir resiliencia, capacidad de trabajar en grupo o adecuarse a las nuevas tecnologías. Cuando lo queremos cuadricular, lo que hacemos es poner trabas y no permitir el avance al ritmo que se necesita.

—¿Cómo se innova entonces?

— Escuché una vez en Francia que la innovación en educación es desobediencia con éxito. Cualquier maestro, si quiere avanzar, tiene que salirse un poco de lo que marca la normativa.

—Quizás es demasiado estricta.

—Hoy en día, al ritmo que evolucionan las empresas y el medio rural, la dinámica de aprendizaje de cualquier joven en formación va mucho más rápida que los programas oficiales. En otros países de Europa, como Holanda o Bélgica, existen medios para que la formación profesional se actualice anualmente y de esta forma el funcionamiento de la empresa pasa a los programas oficiales del ministerio. Yo no puedo hacer parir una vaca en las horas en las que el alumno tiene prácticas porque la ley no le permite. Entonces, si no queremos tener unos alumnos discapacitados con respecto a sus colegas europeos, tenemos que meternos en las organizaciones educativas y en los programas de los ministerios y el ministerio tiene que aceptar esa flexibilidad

«Las empresas del rural deben tener más implicación a la hora de crear las normas»

Aunque cree que el problema principal es la falta de agilidad y flexibilidad en el sistema, también critica el poco ímpetu de las empresas agrarias por influir en las leyes educativas.

—¿Participan lo suficiente?

—Constatamos que no. Sí que han trabajado todo lo que se trata de formación permanente. Pero han metido poco la cabeza en la educación formal reglada de ciclos medios y superiores. Y luego nos quejamos de que los jóvenes no quieren dedicarse al mundo rural por desconocimiento y por falta de orientación en la ESO. Además, después nos encontramos con que muchos de los que hacen este tipo de ciclos es para después estudiar carrera de veterinarios.

—¿Cómo se soluciona?

—En otros países, las comisiones trabajan muy bien con el ministerio. La velocidad con la que se pueden crear nuevas formaciones o adecuar las existentes da gusto. Aquí para modificar algo necesitamos que pasen años.