
Un grupo de destacados investigadores se citan en la Ribeira Sacra para crear una asociación que transmita su experiencia
30 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Todos tienen en común estar jubilados y haber desempeñado puestos de responsabilidad en importantes bodegas y organismos nacionales e internacionales relacionados con la viticultura y la enología. Ninguno se resigna a que la experiencia que acumularon durante su vida profesional en laboratorios, viñedos experimentales y salas de cata se evapore sin más. Los eméritos del vino español, como ellos se autodenominan, mantendrán una reunión en la Ribeira Sacra los días 18 y 19 de mayo. No se trata de verse de nuevo y compartir anécdotas. Siguen activos y quieren constituirse en asociación para que su voz siga presente para quienes quieran tomar nota.
«En el grupo podemos presumir de gente con mucha experiencia profesional que desempeñó cargos de gran responsabilidad. Nuestra idea es darle forma de asociación, con unos estatutos que recojan los fines que se persiguen y quiénes pueden formar parte de ella. Pensamos que es la forma de poder opinar con más peso en cuestiones de relevancia para el sector», dice Alfonso Losada, organizador del encuentro y exjefe del área vitícola de la Estación de Viticultura e Enoloxía de Galicia (Evega).
A lo largo de su trayectoria profesional, los integrantes del grupo tuvieron la oportunidad de conocerse y entablar amistad en congresos y jornadas técnicas. Ya jubilados, siguen viéndose al menos una vez al año para mantener vivo el interés que comparten por todo lo relativo a sus áreas de trabajo. La primera reunión fue en Madrid, en la Escuela Superior de Ingeniería de la Universidad Complutense, y la segunda tuvo lugar en la localidad riojana de Haro. Losada, uno de los promotores de la asociación, propuso la Ribeira Sacra para acoger este tercer encuentro, que inicialmente se iba a desarrollar en Navarra.
«Nos hemos denominado eméritos porque el primer nombre que barajábamos —algo así como jubilados del sector del vino y destilados— no nos parecía el más idóneo», explica al otro lado del teléfono Montse Íñiguez, exdirectora de la Estación Enológica de Haro, en La Rioja. Estuvo presente en las dos reuniones previas del grupo y sintetiza en pocas palabras el denominador común del grupo: «La vida no se acaba con la jubilación, necesitamos sentirnos útiles. El trabajo no era para nosotros ir de ocho a tres a la oficina y salir disparado para casa».
Montse Íñiguez trabajó 41 años en la Estación Enológica de Haro y fue su directora durante doce, hasta su jubilación en junio del 2017. El año anterior participó en una jornada técnica en Ourense en la que fue presentado un estudio auspiciado por el Ministerio de Agricultura sobre el potencial de las variedades de vid de cultivo minoritario. «No entiendo por qué no se puede investigar a los setenta. ¿Tan mal lo he hecho que no me llaman para nada?, me digo a veces», reflexiona al preguntarle por el sentido de la asociación.
Organismos internacionales
Algunos de los integrantes del grupo continúan colaborando con organismos del prestigio de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV). Es el caso del experto en cambio climático y viñedo Vicente Sotés, que fue catedrático de viticultura de la Universidad Politécnica de Madrid y ahora ocupa la vicepresidencia de ese organismo internacional. Anabel Blanch, investigadora vinculada este colectivo, dirige la comisión de métodos de análisis de la OIV. Otros promotores de la asociación se mantienen activos a través de ponencias en jornadas técnicas y artículos de prensa.
Luis Leza, del Instituto de Denominaciones de Origen del Ministerio de Agricultura, suscribe una reciente colaboración en la que reivindica la formación tradicional del viñedo en vaso, como manifestación del patrimonio vitícola, ante la proliferación de nuevas plantaciones conducidas en espaldera. «Todos tenemos algo que ofrecer, cada uno en su campo y en los temas que más los motiven», señala Montse Íñiguez.
La reunión en la Ribeira Sacra se organiza en colaboración con el grupo de desarrollo rural, el consejo regulador de la denominación de origen y el Ayuntamiento de Sober. El programa incluye, entre otras actividades, visitas a los miradores del Sil, a la rectoral de Gundivós y a las bodegas Abadía da Cova y Pazo de la Cuesta, además de una comida en Vía Romana.
Entre recorridos por las zonas vitícolas del Sil, el Miño y Quiroga, los participantes esperan dar cuerpo a una asociación que ven necesaria. «Hay equipos de laboratorio que se desaprovechan porque quien sabía usarlos se jubiló y nadie se acuerda de él», apunta Alfonso Losada.