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Los ganaderos gallegos, «cansados y olvidados», reclaman precios justos

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

GANADERÍA

La gran protesta del sector inunda Madrid de caballos, tractores y bueyes

26 ene 2022 . Actualizado a las 10:13 h.

«Cansados y olvidados». Así se sienten los miles de productores del sector agroganadero que este domingo inundaron las calles de Madrid de tractores, caballos y hasta carros tirados por bueyes para protestar por la difícil situación que atraviesan sus explotaciones y los «ataques» del Gobierno a su modo de vida.

A la convocatoria, promovida por la agrupación Alma Rural, acudieron unas 6.000 personas, según estimaciones de la Delegación del Gobierno. Entre ellos, más de medio millar de gallegos que partieron de madrugada para no faltar a la cita. La marcha, de cuatro kilómetros, arrancó desde la sede del Ministerio para la Transición Ecológica y terminó a las puertas del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

El presidente de Unións Agrarias, Roberto García, demandó este domingo «rentas dignas» para los productores que todavía producen a pérdidas, «el refuerzo de las inversiones públicas» en el campo y «evitar la criminalización del modelo de explotación familiar» que predomina en Galicia y donde el bienestar animal se ha convertido en una prioridad en los últimos años.

La cuestión de los precios se convirtió en el eje central sobre el que se articularon las protestas del sector, acuciado por el aumento desorbitado de los costes de producción. Según explica el presidente de Agromuralla, José Luis Pérez Barreiro, a una explotación láctea gallega le cuesta 42 céntimos de media producir un litro, mientras el precio que pagan los intermediarios en la comunidad apenas alcanza los 35 céntimos de media. «Non se pode producir a perda e iso está a acontecer. O Goberno non actúa», se queja. Entre sus demandas está la fijación de un precio mínimo, como dicen que ya han estipulado en otros países como Italia o Francia. «Imos tirando de aforros, pero todo ten un límite», advierte. En Galicia no han recibido ayudas para paliar el aumento de los costes de producción, como aseguran que sí han recibido en otras comunidades.

No son los únicos que están ahogados por la inflación, que ya ha llegado a todos los rincones del campo. Desde la Asociación de Gandeiros Galegos da Suprema, también exigieron fijar un precio mínimo a la carne de origen en el entorno de los siete euros y «fomentar el consumo de carne de calidad, procedente de pequeñas y medianas explotaciones», por ser más sostenibles.

Entre silbatos, bocinas y proclamas, los miembros de Alma Rural añadieron más peticiones a la lista de deberes del Ejecutivo de Pedro Sánchez.

Una de ellas es la de otorgar la preferencia a los productos españoles frente a la competencia del exterior y paralizar el acuerdo con Mercosur, que abrió las puertas de par en par a productos agrícolas más baratos de dudosa sostenibilidad. También han exigido modificar la ley de la cadena alimentaria para fijar un precio mínimo en aras de garantizar que los costes de producción están cubiertos. ¿Cómo se fijaría? Proponen calcular el coste medio a nivel nacional e incluir en el cómputo «el coste que supone cumplir con las normativas vigentes en materia de bienestar animal a los que no hacen frente nuestros competidores de fuera de la Unión Europea». Y hacerlo para las 350.000 granjas y explotaciones de toda España.

Pérdidas de nueve millones

Precisamente, son esas normas tan estrictas, que el Gobierno está revisando, lo que ha empujado a la asociación a exigir que se paralice la tramitación de la ley de bienestar animal, por considerar que «ya existe suficiente normativa garantista» y se está haciendo «a espaldas del mundo rural y ganadero».

Como ejemplo, la reciente inclusión del lobo en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespre), que los ganaderos de Suprema quieren retirar, para no poner en peligro sus reses, cada vez más expuestas por la proliferación de la especie y su cercanía a los núcleos poblados de Galicia. Alma Rural aboga por ello, porque su «sobreprotección», puede «poner en riesgo las práctica y la rentabilidad de la ganadería extensiva». Pérez Barreiro incluye también al jabalí: «Os protexen a costa dos gandeiros, que perden animais», señala. Según reveló ayer el secretario general de Alma Rural, Carlos Bueno, el lobo mata diariamente 60 reses en España, unas 21.000 al año. Esto se traduce en pérdidas de nueve millones de euros «que está soportando el propio ganadero», subrayó a Europa Press.

El Gobierno, por su parte, ha respondido a la multitudinaria manifestación indicando que «no hacen falta eslóganes populistas» sino «compromiso y recursos.

El Sindicato Labrego Galego no acudió a la protesta. Consideran que las demandas no responden a las necesidades del campo gallego, donde el aumento de costes y las dificultades para cubrir servicios públicos básicos están poniendo contra las cuerdas a los pequeños productores.

No a los recortes en la PAC

Algo tan lejano a la vida en el campo gallego, como fue el brexit, tuvo una gran repercusión en la negociación de las ayudas de la Política Agraria Comunitaria (PAC). Algunos países aprovecharon la tesitura para tratar de pasar la tijera a los fondos de los agricultores y ganaderos, quienes han tenido que batallar durante estos años con la competencia de fuera, que ofrece precios mucho más bajos y productos con más huella ambiental. 

Ante esas acometidas políticas, los productores han pedido también este domingo que no se reduzcan las ayudas de la PAC, que alcanzarán los 47.500 millones hasta el 2027 y beneficiarán a 700.000 profesionales, según estimaciones del Gobierno. La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA)  calcula que el recorte alcanzará el 10 %.