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La difícil convivencia de las granjas de Lugo con el Camino de Santiago

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA PALAS DE REI / LA VOZ

SOMOS AGRO

Cuadra en San Xiao do Camiño junto a la que se construyó el albergue, la casa de la derecha
Cuadra en San Xiao do Camiño junto a la que se construyó el albergue, la casa de la derecha u.c.

Una explotación condiciona la vida de peregrinos y vecinos en Palas de Rei

20 ene 2022 . Actualizado a las 21:45 h.

El Camino de Santiago se convirtió en un motor económico para muchas aldeas lucenses. Donde antes no había negocios ni actividad, afloraron albergues o comercios. Estos establecimientos tienen que convivir con el sector que ocupa el rural desde hace siglos: la ganadería. Su coexistencia trae problemas para ambos. Un ejemplo es lo que sucede en el núcleo de San Xiao do Camiño, en el Camino Francés a su paso por Palas de Rei. «No puedo abrir las ventanas del albergue por los olores», aseguran desde un lado, mientras que los responsables de la explotación recalcan que ellos están asentados desde «hace más de 40 años».

En esta pequeña aldea lucense los vecinos y el responsable del albergue trasladaron en varias ocasiones al Concello y se dirigieron a la Consellería de Cultura y Turismo para comunicar las molestias que causaba la explotación. En el propio pueblo, al pie de la ruta jacobea, hay dos cuadras cerradas, una de ellas es una ganadería con unas 16 vacas y también hay cerdos y conejos. La distancia entre la granja y el albergue es de apenas cuatro metros. Con respecto a las casas, es de unos diez.

Los vecinos cuentan que los responsables, que no residen en la aldea, no acondicionan «como es debido» el exterior de las cuadras, por lo que quedan restos de purín y residuos de los animales que generan un olor permanente: «No puedo abrir las ventanas del comedor», comenta una de las vecinas. Al igual que el albergue, ya que la estancia más cercana a la cuadra es la sala de comidas y la salida de emergencia. Ni los peregrinos ni los habitantes pueden disfrutar del exterior de sus casas. El otro principal problema es la suciedad generada en la entrada de la cuadra, en la calle principal de la aldea, y en los alrededores. «Cuando los animales salen, somos los vecinos los que limpiamos con una manguera todo el pueblo porque los residuos se quedan tirados». Por otra parte, los vecinos relatan que las vacas «mugen con mucha frecuencia», quizás porque no salen a pastar las veces suficientes: «En ocasiones, pasaron ocho días cerradas».

Aun así, el responsable del albergue asume que pecó de poca experiencia al no analizar el entorno. «Sé que ellos estaban antes, pero podían ser más curiosos». Lo defiende por estar en un entorno protegido por el que pasan miles de personas todos los años.

«No se puede cambiar la aldea»

Los responsables de la explotación de San Xiao insisten en que «no se puede cambiar la aldea». Su granja, que es un negocio familiar, está instalada desde hace más de 40 años: «Es el negocio de toda la vida». Los albergues se montaron más tarde, son más recientes, por los que son los que condicionan la actividad de la aldea. «Tenemos todo regulado y legalizado», insisten. Además, apuntan que ellos, en ocasiones, también sufren molestias de los peregrinos que «se meten en propiedades privadas sin permiso o se acercan a los animales y los incomodan».

«Acabarán desaparecendo»

El alcalde del municipio, Pablo Taboada, al que recurrieron alguno de los habitantes de la aldea, recalca que«hai factores inevitables» derivados de una explotación ganadera, que quizás chocan para algunas personas que«antes non vivían no rural». Aun así, destaca que el Ministerio de Fomento está realizando una obra de rehabilitación en el núcleo que acondicionará la entrada de la granja, ahora llena de tierra y residuos orgánicos que provocan mal olor. «O problema resolverase», apunta. Pero la cercanía tan estrecha de las explotaciones ganaderas y el Camino estima es «algo que acabará desaparecendo» por los problemas que acarrea, y las primeras se trasladarán a puntos más lejanos de la ruta jacobea.

¿Qué dicta Patrimonio?

La ley del Patrimonio Cultural de Galicia incluye un artículo específico sobre las acciones que se pueden hacer en la «zona de amortiguamiento». Este espacio concierne a los alrededores de los bienes inmuebles declarados de interés cultural o catalogados. En esta zona, la ley dicta que es necesaria la autorización previa de la Dirección General del Patrimonio Cultural para ciertas intervenciones. Entre ellas, se encuentran las «grandes explotaciones agrícolas, ganaderas o de acuicultura que deben ser sometidas a trámite ambiental». Eso es todo. La legislación no detalla si hay límites para las explotaciones que ya existían antes de que el Camino fuese declarado Patrimonio Cultural.