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Una segunda vida para las sobras de Navidad

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La lucha contra el desperdicio alimentario, una de las directrices que abren el camino hacia un modelo alimentario más sostenible, resulta especialmente importante en una época del año en la que los españoles reconocen que tiran un 36 % más de alimentos que en otras fechas

20 dic 2021 . Actualizado a las 12:56 h.

Los primeros judíos sefardíes que llegaron a la Península, a su querida tierra bautizada como Sefarad, cocinaban un suculento guiso llamado adafina, un plato que no era muy diferente en esencia a la ropa vieja que cocinaban las abuelas para aprovechar las sobras que quedaban de la carne ao caldeiro o del típico bacalao que se preparaba para celebrar la Nochebuena. Lo que hacían los judíos era volver a calentar la carne que les sobraba y, tras picarla, la revolvían con legumbres, lo que daba al plato un aspecto andrajoso. Con el paso del tiempo, aquel platillo fue evolucionando y, tras el descubrimiento de América, los cristianos fueron incorporándole patatas o incluso trozos de chorizo. Pero más allá de esta lección de historia culinaria, lo que queda claro es que esa cultura del aprovechamiento que tenían los judíos está ahora más vigente que nunca. La razón no es otra que la búsqueda de un modelo alimentario más sostenible que permita avanzar también hacia la implementación de modelos agrícolas más respetuosos con el medio ambiente. Esas no son más que las premisas que recoge la Estrategia De la Granja a la Mesa, promovida por la UE, y también la propia política agraria común (PAC), que quiere fomentar las prácticas agrícolas respetuosas con el medio ambiente y, por tanto, más sostenibles. 

Pero advertir sobre las consecuencias del desperdicio alimentario en el medio ambiente es especialmente urgente en una época como la Navidad. Un estudio realizado por la plataforma To Good to Go muestra como el 26 % de los españoles reconocen que desperdician más alimentos durante la Navidad, e incluso un 36 % reconocen que es el momento del año en el que más comida tiran. Y ¿por qué?. porque muchas veces compran cosas que realmente no les gusta (turrones o polvorones), pero lo hacen porque lo manda la tradición o únicamente compran más cantidad de la que precisan por el dicho de «mejor que sobre que no que falte». No está mal ser fiel a esa costumbre, mientras los alimentos no acaben en la basura. El pasado octubre el Consejo de Ministros dio luz verde al proyecto de Ley de Prevención de las Pérdidas y Desperdicio Alimentario, una norma enfocada a mejorar unas cifras que muestran como en el 2020 en España se tiraron a la basura 1.364 millones de kilos o litros de alimentos (una media de 31  per cápita). De momento, el documento no se ha aprobado definitivamente, pero está bien ir poniendo en práctica una serie de recetas que nos ayuden a reciclar esos alimentos que nos han sobrado de la Navidad. Aquí va alguna idea. Todas están recogidas en la publicación RecetasRemix, lanzada por To Good to Go. 

Salteado de Pavo Picante 

Con los trozos de pavo asado que han sobrado de la Nochebuena o la Navidad, puede hacerse este plato que goza de una gran versatilidad. Solo hay que cortar el pavo en pequeños trozos. También se precisarán unos 125 gramos de espaguetis, zumo de una lima, un ajo, una cucharada de miel, una cucharada de salsa de soja, aceite, un chile, guisantes o las verduras que se tengan por casa (estas también habría que cortarlas en pequeños trozos). 

Lo primero que hay que hacer es cocinar los espaguetis; luego en un bol hay que mezclar la miel, la salsa de soja y también el zumo de lima. 

El chile y el ajo se cortan en pequeños trocitos para dorarlos luego en una sartén. Una vez listos hay que añadir el pavo y las verduras. Cuando estén calientes, se añaden los espaguetis más la salsa que se había reservado. Una vez bien mezclado se pone todo en un bol. El que quiera puede añadirle unos cacahuetes u otros frutos secos para decorar. 

 Croquetas de aprovechamiento

Es uno de los mejores platos para aprovechar alimentos que existen. La razón no es otra más que pueden hacerse de prácticamente cualquier cosa. Para hacer la bechamel hay que ponen una cucharada de mantequilla en una sartén, junto con una cucharada de harina. añadir leche y un poco de sal. La mezcla se va removiendo lentamente al tiempo que es cocinada a fuego lento y va añadiéndosele leche hasta lograr el espesor y la cantidad necesaria. A la bechamel puede echársele después cualquier alimento que haya sobrado bien picadito. Desde merluza a rape o incluso los restos del besugo. También puede valer para aprovechar una guarnición como unas verduras al vapor o pollo asado. 

Tallos de espárragos fermentados

Aunque no están de temporada, es una verdura que suele comprarse a veces en navidad para acompañar carnes o pescados. No hay que tirar los tallos. Pueden reconvertirse pelándolos para quitarles la parte más dura. Luego hay que cortarlos con un tamaño que permita darles un bocado para meterlos luego dentro de una jarra. En ese mismo recipiente se echan limones cortados en dados más hierbas como tomillo o romero. Hay que llenar toda la jarra hasta que formen una masa compacta. A ello hay que añadir también agua con sal en una proporción de medio litro de agua con un 2 % de sal. Toda la mezcla ha de reposar en torno a una semana y ha de abrirse también una vez al día para dejar escapar los gases. Al cabo de esos días pueden probarse los espárragos. En caso de que no estén suficientemente amargos pueden dejarse más días. En caso de que estén al gusto, hay que meter la jarra en la nevera para detener el proceso de fermentación. 

 Bolas de tarta de zanahoria

A la tarta sobrante también se le puede dar una segunda vida. Hacer bolas de tarta de zanahoria es una alternativa. Lo que hay que hacer es rallar las sobras de la tarta en un bol y añadirle queso glaseado. Por cada taza de tarta rallada habría que añadir media de queso. Con esa masa se hacen bolas. Estas han de meterse luego en la nevera durante una hora. Mientras se endurecen se puede derretir chocolate en el microondas o al baño maría. Luego se mojan las bolas en el chocolate y pueden recubrirse de almendra picada o nueces machacadas. Luego se dejan enfriar una hora hasta que el chocolate esté duro. Y listo este nuevo postre reciclado.