¿Sabe qué historia hay detrás de la lechuga de su ensalada?
SOMOS AGRO
A la hora de escoger un producto en el lineal, los consumidores deciden qué tipo de agricultura o ganadería quieren. Estrategias como De la Granja a la Mesa tratan de mostrarle el camino para que su elección contribuya a la sostenibilidad de un modelo que garantice la seguridad alimentaria y salud pública
10 nov 2021 . Actualizado a las 20:00 h.La seguridad alimentaria y la sostenibilidad de los modelos agrícolas dependen de usted. ¿Por qué? Porque al hacer la compra, el consumidor está decidiendo sobre el futuro de la producción de alimentos. Al elegir, por ejemplo, entre una lechuga ecológica están contribuyendo a lograr uno de los objetivos que la UE recoge dentro de su estrategia De la granja a la mesa, el de lograr que en el horizonte del 2030, al menos un 25 % de las tierras agrícolas de la UE se dediquen a la agricultura ecológica. Pero también puede escoger una lechuga cultivada en una explotación ubicada en la comarca donde vive, con lo que estaría contribuyendo a potenciar la producción de kilómetro cero y, por tanto, apostando por otro de los objetivos recogidos en esa misma estrategia, el de reducir la huella de carbono que deja la producción alimentaria. De ahí que consumir productos de temporada, cultivados en el entorno más cercano sea otro de los hábitos que promueven desde Bruselas para preservar nuestra soberanía alimentaria y sostenibilidad del modelo.
Es por ello que detrás de la lechuga que usamos para la ensalada hay mucha historia. Y quien dice una lechuga, también detrás de las nabizas o los repollos que elegimos para el caldo, los tomates de la ensalada o el calabacín del puré. Y lo mismo ocurre a la hora de escoger la carne de un ternero criado en una ganadería extensiva o otro que fue cebado en un cebadero.
La historia puede empezar en la granja donde trabaja una familia o que pertenece a una cooperativa que ha querido emprender en una zona rural para promover la economía de esa zona y, de esa manera, frenar el abandono del campo y, poniendo un grano más de arena, para lograr los servicios necesarios que acorten la brecha entre los que viven en el campo o las ciudades.
El segundo capítulo de la historia pasa por el modelo de cultivo elegido por esa familia o cooperativa que cultiva las verduras. Por ejemplo, uno basado en la reducción del uso de fertilizantes o pesticidas, otra de las líneas estratégicas de la nueva política agrícola que impulsa la UE. La idea es rebajar en un 50% el uso de plaguicidas químicos. También pretende minimizar las pérdidas de nutrientes del suelo en, al menos, un 50 %, con el objetivo último de rebajar el uso de fertilizantes.
Pero también hay mucha historia detrás de un filete o una chuleta. Comprar, por ejemplo, carne certificada con sellos como el del Consello Regulador de Agricultura Ecológica (Craega) o IXP como Ternera Gallega Suprema, ofrece una serie de garantías al consumidor que van desde la alimentación de los animales o el manejo enfocado a cuidar el bienestar animal. De ahí que la promoción de los productos amparados por los sellos de calidad también esté en la agenda de Bruselas. Todo para garantizar la salud pública y la soberanía alimentaria.