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El vino que se protege del cambio climático

Monica Torres
mónica torres ARBO / LA VOZ

SOMOS AGRO

M.MORALEJO

La bodega Marqués de Vizhoja inicia la vendimia, que prevé de gran calidad y cantidad, tras poner en marcha medidas contra las oscilaciones de agua y temperatura con pantallas vegetales y mejora de suelos

16 sep 2021 . Actualizado a las 16:48 h.

Los fenómenos meteorológicos extremos obligan a los viticultores a hacer equilibrios para asegurar cada cosecha. Javier Peláez, propietario y director técnico de la Bodegas Marqués de Vizhoja, es de los que alerta abiertamente sobre el cambio climático y blinda sus viñedos contra las consecuencias de este proceso que detecta desde hace años.

En su finca La Moreira de Arbo arranca hoy la vendimia y, tanto en la demora en la recolección como en las medidas correctivas que ha puesto en marcha para equilibrar la variación global climática, se asienta la clave que le permite mantener la calidad y los parámetros de su materia prima. «Hay un cambio climático impresionante. En los últimos 25 años hemos adelantado hasta en tres semanas la vendimia», advierte Peláez. Cuando él se inicio, con su padre Mariano, «costaba que los vinos cogieran grado y teníamos bastante acidez, mientras que ahora empezamos a principios de septiembre y los vinos cogen mucho más grado y menos acidez».

Dentro de este giro meteorológico, este año ha sido aún más atípico. «Hemos tenido muy poco verano y lluvias en los últimos días», explica el enólogo que ha tenido que aplazar hasta en tres ocasiones el arranque de la recolección y mantener analíticas de campo exhaustivas. «No se puede vendimiar si llueve, la uva tiene que estar seca», apunta.

En cada una de las etapas de crecimiento del viñedo (brotación, floración, envero, maduración y latencia) se requieren determinados parámetros de humedad en el suelo o temperaturas, por lo que hay que contrarrestar los efectos del cambio climático. Peláez avanza que la del 2021 será «un cosechón». En cuanto a cantidad «porque ha nacido más uva y con estas lluvias también ha engordado», y en calidad «porque la uva está muy sana». Pero también por el efecto del trabajo de campo de todo el año y de las medidas correctivas que han puesto en marcha como el sistema foliar. Se trata de dejar que las varas de las plantas tengan mayor altitud consiguiendo paredes más altas de hojas creando así una mayor pantalla de protección solar. Se evita, explica, «una menor exposición solar y el estrés hídrico, dado que este provoca que la acidez del vino baje, el alcohol se incremente y, por lo tanto, que los perfiles aromáticos tiendan a modificarse». Otra de las mejoras medioambientales ha sido la plantación de diferentes especies de flora autóctona. «Es necesario mantener un equilibrio del terreno y, para ello, es bueno tener fauna. A un terreno sin biodiversidad, vienen los hongos y lo devoran», advierte. Para paliar «el gran problema de la falta de insectos», utilizan plantas autóctonas, que tampoco consuman mucha agua pero que dejen humedad facilitando que en la masa vegetal haya más nidos de insectos.

Además, las nuevas plantaciones las proyectan hacia zonas más altas, «porque tenemos veranos más intensos y la planta en esas altitudes trabaja mejor y se facilita la regulación de grado y acidez». Trabajan en uno nuevo proyecto de I+D de cara al próximo año «para intentar eliminar todos los productos fitosanitarios y ser aún más ecológicos».

Marqués de Vizhoja se convirtió el año pasado en la primera bodega gallega que certificó todos sus vinos como veganos. Llevan el sello V-Label, que es un símbolo reconocido internacionalmente y una referencia fiable para los consumidores. Además hacen los primeros licores avalados por Slow Food Compostela, asociación que promueve la gastronomía como una expresión de identidad y cultura. «Estamos en este movimiento porque queremos poner a Galicia en lo más alto del mundo y por responsabilidad hacia nuestra tierra, que es la madre de nuestra materia prima», indica Javier Peláez.

buque insignia

El blanco Marqués de Vizhoja, que da nombre a la bodega, es también el vino de autor de Mariano Peláez. La fórmula secreta está ahora en manos de su hijo Javier y los buenos resultados de la campaña, aún en tiempos de crisis, avalan la solera de este vino. Las ventas crecieron un 10 % durante la pandemia. «Hay nuevos consumidores que lo prueban y le gustan, pero también hemos recuperado muchos clientes que al no consumir en hostelería lo compraban directamente en el supermercado», confirma Peláez.