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Los empresarios, alarmados por la escalada de precios de las materias primas agrícolas

Maruxa Alfonso Laya
m. alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS AGRO

CARLOS CORTÉS

La CEG alerta de que la situación empieza a ser insostenible y está abocando al cierre a muchas explotaciones

09 sep 2021 . Actualizado a las 15:07 h.

Hace meses que los ganaderos gallegos vienen alertando del exagerado aumento de los costes de producción que sufren sus explotaciones. La subida de los cereales, unida a la del gasoil y la electricidad, han provocado que producir un kilo de leche o de carne se haya incrementado hasta en 60 céntimos, según los datos que maneja Unións Agrarias. Ahora, la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG) se ha hecho eco de estas protestas. Denuncian que la especulación y unas cosechas mermadas han disparado el precio de maíz, trigo y soja y que, de seguir esta situación, muchas explotaciones se verán abocadas al cierre.

Según la CEG, una tonelada de maíz cuesta actualmente en su entrada a puerto 270 euros, un 52,5 % más que hace un año. El trigo está a 267 euros, un 40 % más caro, y la soja a 415 euros por tonelada, un 30 % más. Estas tres materias primas son las más utilizadas en la composición de la dieta de alimentación animal, de ahí que los ganaderos hayan visto cómo en el último año se incrementaba sin parar el precio del pienso. «No último ano, o prezo do penso subiu ata os 70 euros por tonelada. Iso é unha barbaridade. E teñen previsto que se incremente noutros 30 euros por tonelada», explica José Ramón González, portavoz de Unións Agrarias.

Los fondos de inversión

Varias son las causas que están detrás de la escalada del precio de los cereales, explican desde la CEG. Pero una de las que más preocupa es la irrupción de los fondos especulativos de inversión en las bolsas agroalimentarias, auspiciada «por la escalada de la volatilidad de las materias primas y de la energía», explica Juan Manuel Vieites, presidente de los empresarios gallegos. Considera que «en los últimos ejercicios, las materias primas del sector alimentario se han convertido en un valor refugio. Ahora, la situación se ha agudizado y provocado una escalada en los valores», añade. La estrategia de estos fondos es la de realizar compras extremadamente grandes de soja, maíz y trigo, elevando los precios a niveles que no se habían visto desde el año 2012.

Otro factor determinante es la demanda de China, que va recuperando el ritmo después del descenso en el consumo que trajo aparejado la peste porcina africana que se extendió por el país asiático hace más de dos años. Pero el detonante final de la escalada llegó el pasado 12 de agosto, cuando el Departamento de Agricultura de Estados Unidos emitió un informe que confirmaba que se iban a reducir las cosechas en ese y en otros países, provocando un efecto alcista en el mercado de futuros de Chicago y en el Matif francés. A todo ello hay que sumarle que las existencias globales están en mínimos. «Es la tormenta perfecta para que los cereales alcancen precios muy elevados y por encima de lo que es habitual», argumenta Vieites.

Además de la subida en las materias primas, las explotaciones gallegas han tenido que hacer frente al incremento de precios de la electricidad, que sigue batiendo récords día tras día. Y hasta combustibles y otros suministros, como plástico, hierro, cobre o aluminio, se han disparado en los últimos meses, critican los empresarios. El problema es que las previsiones apuntan a que esta tendencia se mantendrá durante los próximos meses.

«É unha barbaridade», lamenta González. Y presenta datos como que en el 2019 producir un kilo de carne en Galicia costaba 4,75 euros por kilo. Ahora, tras la subida de cereales, luz y gasoil, esa misma carne tiene unos costes de producción de 5,30 euros. «Este sector non pode permitirse eses prezos», añade. Una opinión que comparten los empresarios. Porque aseguran que esos continuos incrementos en los costes agravan todavía más la situación de un sector afectado por los bajos rendimientos de los productos agroalimentarios, pues carne y leche tienen un escaso margen de beneficio. Por eso consideran que la situación se ha vuelto insostenible y que coloca a los productores en la cuerda floja, obligando a muchos de ellos a cerrar sus puertas.