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«El fin principal de un ingeniero agrónomo o de montes es ayudar a la población del medio rural»

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS LUGO / LA VOZ

SOMOS AGRO

Osoro destaca el papel de la ganadería en zonas de montaña, subrayando su función en la prevención de incendios
Osoro destaca el papel de la ganadería en zonas de montaña, subrayando su función en la prevención de incendios CEDIDA

Andrés Osoro, alumno del campus de Lugo, es vicepresidente de una asociación nacional de estudiantes de ingeniería

17 abr 2021 . Actualizado a las 10:45 h.

Andrés Osoro acaba de ser elegido vicepresidente de la Asociación Sectorial de Estudiantes de Ingenierías Agroforestales. Natural de Illano, municipio del occidente de Asturias, es alumno de tercer curso del doble grado de Enxeñaría Agrícola e Agroalimentaria e Enxeñaría Forestal e do Medio Natural en la Escola Politécnica Superior (USC) de Lugo ciudad.

—¿Por qué se estudian esas ingenierías en el siglo XXI?

—Estoy ligado al campo. Hay quien hace estos estudios porque tiene una explotación y no quiere depender de otras personas en la gestión. Mi padre fue investigador; a mí me gusta investigar: me interesan, por ejemplo, la lucha contra el cambio climático o la recuperación de espacios degradados.

—¿Para qué se estudia una ingeniería agrónoma o de montes?

—El fin principal es ayudar a la población; sobre todo, a la del medio rural. El medio rural es el 85 % del territorio nacional, aunque solo vive ahí un 18 %.

—Con la pandemia, se percibe más interés por el campo. ¿Qué es el medio rural ahora, un refugio o algo más?

—Por un lado, se ve que la gente, al hacer turismo, busca sitios algo recónditos. Por otro, la sociedad se ha dado cuenta del esfuerzo que supone producir una alimentación natural y del valor que tiene. Pero creo que habrá que esperar y ver si estos comportamientos son fruto del miedo o de un cambio de mentalidad.

—¿Cómo se puede contribuir para una efectiva vuelta al campo?

—No se puede ir al campo con mentalidad urbanita, pensando que molestan los gallos a las seis de la mañana. Hay que ir sabiendo lo que es el campo, con sus ventajas y sus inconvenientes. Si la gente vive en el campo y genera empleo, es necesario que haya servicios públicos. Si no los hay, tanto da que se cree un comisionado o que se hagan estudios.

—¿Hay una parte vocacional en estos estudios?

—Tiene que gustarte. Hay asignaturas muy específicas. En el campus de Lugo, además, casi no hace falta moverse para algunas investigaciones, porque hay muchos lugares que quedan a mano: tenemos el río Rato, hay ganaderías cerca... En ese sentido, es un campus bien pensado.

—Hace años, las ingenierías eran carreras que casi suponían el posterior acceso a un cierto estatus. ¿Hay salidas en la actualidad?

—Hace años, se estaba por encima del 70 % o del 80 % en ciertos grados. Se ven cuestiones, como el cambio climático, en las que la ingeniería forestal o la agrónoma van a ser decisivas y tienen que serlo.

—¿Qué retos de futuro se plantean?

—En Galicia las explotaciones de ganadería de carne no tienen el gran peso que sí tienen en Asturias. Algún estudio de la Universidad de Oviedo ha demostrado  que no tienen emisiones [de dióxido de carbono], y eso es algo que la Unión Europea debería valorar. Hay que recordar también que aquí no hay contaminación por nitrato en los ríos, porque hay bosques de ribera alrededor.

«Creo que la gente que practica ganadería extensiva de montaña es la que cuida y conserva la naturaleza»

—Las directrices ambientales adquieren más importancia en las nuevas directrices de la Política Agraria Común (PAC). ¿Son difíciles de asumir?

—La PAC está dando prioridad a la agricultura ecológica y a la ganadería ecológica. Yo creo que la gente que practica ganadería extensiva de montaña es la que cuida y conserva la naturaleza. Sin esa ganadería, por ejemplo, el riesgo de incendios sería mucho mayor, porque estaría el terreno abandonado. Se están combinando zonas de brezales con praderas: se ve que la biodiversidad está aumentando y que hay menos incendios. No sirve de nada hacer solo cortafuegos, porque en pocos años puede volver a estar el terreno igual que antes.

—Se hablaba sobre todo de ingenieros. ¿Hay ya un porcentaje estimable de ingenieras?

—Ha ido creciendo al mismo tiempo que ha ido cambiando la sociedad. Había, en zonas rurales, el estereotipo de que las mujeres tenían que estar en casa. Eso ha desaparecido. Las ingenierías de estas ramas son las que tienen mayores tasas de matrícula de mujeres. Si todas las mujeres del campo estuviesen aquí, se incrementarían, pero aún quedan ciertos estereotipos.