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La panda de amigos que apostó por una ganadería diferente: la cría de insectos

M. Cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

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Cuidar la naturaleza y frenar la despoblación rural guía la idea de Galinsect

05 feb 2021 . Actualizado a las 20:38 h.

A Rubén Recamán, Fernando Castro, Jaime Moure, Pablo Moure y Pablo Domínguez, eso de emprender los atrajo toda la vida. Los cinco son de Vigo, tienen 37 años, estuvieron en el extranjero y regresaron a casa hace cerca de tres años. Aunque son chicos de ciudad, todos tienen aldea y, después de observar como cada vez avanzaba más la despoblación del medio rural, decidieron pisar el acelerador todos juntos —cada uno es experto en un campo diferente— para que la rueda comenzase a girar a la inversa. Y de ese modo pusieron en marcha un proyecto en el que aúnan cuatro factores fundamentales dentro de la política agraria común (PAC): el cuidado del medio ambiente, el fomento de la economía circular, la diversificación de la actividad ganadera y la repoblación del rural gracias a promover actividades económicas sostenibles. Todo, para dar respuesta a algo que causa cada vez mayor inquietud: poder alimentar a más gente en el mundo, respetando al mismo tiempo la naturaleza.

¿Qué hicieron? Poner en marcha Galinsect, una granja de insectos. Su idea es una realidad. Y lo han logrado de la mano de la segunda edición del programa de aceleración de empresas BFFFood, promovido por el Clúster Agroalimentario de Galicia. Sus tutores fueron Nueva Pescanova, Viña Costeira y los responsables de este programa. A punto de terminar las obras de su granja de Ponteareas, crían insectos en una instalación temporal en Vigo. Pero no uno cualquiera. Están dedicados a la cría de tenebrio molitor, más conocido como gusano de la harina porque normalmente se encuentra en cereales o harina.

Alimentación animal

Aunque en Galinsect solo producen, de momento, esta especie para la alimentación de distintas especies de acuicultura o para el sector avícola y porcino (lo que está permitido actualmente), no descartan, como dice Rubén Recamán, poder dedicarse algún día a la alimentación humana.

De hecho, hace unas semanas la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) autorizó el uso de harina de este insecto para la elaboración de snacks para la alimentación humana, valorando su alto contenido en proteína ( https://www.efsa.europa.eu/en/efsajournal/pub/6343) . Y no es extraño ver en cada vez más lineales de los supermercados alimentos que tienen como ingredientes otro tipo de insectos. Todo en la línea de buscar proteínas alternativas a las convencionales para la alimentación humana.

Ahora parece que su idea ya va rodada. Pero para llegar hasta donde está ahora, esta empresa ha tenido que recorrer un largo camino. Porque fueron muchas las cosas que fueron gestándose poco a poco en su backstage. Sobre todo porque al principio chocaron con una complicada burocracia a la hora de renovar la instalación a la que acabarán trasladándose en breve tras concluir la obra: «Uno de nosotros tenía unas naves que pertenecieron a una granja avícola y lo que hubo que hacer fue adaptarlas. La obra está acabándose y son dos granjas de un tamaño enorme para la cría de insectos», explica Recamán.

Porque estos jóvenes no tienen ni vacas, ni ovejas, ni cabras, ni conejos, ni pollos, ni tan siquiera caracoles o ratones de laboratorio, crían insectos. Un tipo de ganadería fuera de lo común. Al menos hasta ahora.

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