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La agricultura también puede ayudar a frenar el cambio climático

Maruxa Alfonso Laya
M. Alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS AGRO

PALACIOS

El campo sufre el efecto invernadero, pero puede aportar su granito de arena para intentar pararlo

29 jul 2020 . Actualizado a las 12:01 h.

¿Es la agricultura responsable del cambio climático? ¿Puede esta contribuir de alguna forma a frenarlo? A estas y a otras muchas preguntas trataron de responder Carmela Cañedo, licenciada en Ciencias Ambientales; Eva Vidal, licenciada en Química; y Noelia Gil, bióloga, en un desayuno organizado por Unións Agrarias en el marco del proyecto Disfruta del Rural. La principal conclusión de sus intervenciones es que los agricultores son los primeros que están sufriendo las consecuencias del calentamiento global, pero también que está en su mano ayudar a combatirlo.

Cañedo sostiene que ciertas prácticas agrícolas intensivas contribuyen a empeorar la situación del planeta, por la huella de carbono que dejan y por la alteración que provocan en los ecosistemas. «Las prácticas agrícolas actuales no son todo lo sostenible que debieran, pero la agricultura tiene que ser acorde al medio en el que vivimos y dar cabida a los consumidores», aseguró. Y son estos los que, consumiendo productos de proximidad y de temporada, tienen en su mano reducir el impacto de esta actividad.

«Las estaciones están desapareciendo, abril se está convirtiendo en un mes de frío polar y olas africanas», aseguró Eva Vidal. Esta variación de temperaturas está teniendo un impacto negativo en las cosechas y obliga a los agricultores a tomar medidas drásticas y costosas. «Estamos llegando a un punto en el que el cambio climático determina qué, dónde, cuándo y cuánto se puede producir», añadió. Estos eventos extremos están dejando de ser excepcionales y se están convirtiendo en habituales, y el agricultor medio, añade, no está preparado para afrontar estos tiempos de amenazas y riesgos.

Noelia Gil, por su parte, está de acuerdo con que la agricultura intensiva, la que han fomentado las grandes corporaciones, tienen graves consecuencias para la salud. «Es urgente y necesario un cambio de modelo de producción a nivel local y global. Las posibles soluciones comienzan por implantar una normativa respetuosa con el medio ambiente y las personas», explica. Por eso, añade, uno de los objetivos de la Política Agraria Común es la agricultura ecológica, opciones más seguras, sostenibles y adecuadas para luchar contra el cambio climático y seguir proporcionando alimentos. El problema es que estos sistemas no son los más rentables, de ahí que precisen de ayudas que los fomenten hasta que los precios sean competitivos.