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En época de confinamiento: pon un huerto en la ventana

Maruxa Alfonso Laya
M. Alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS AGRO

Vídeo del canal Diario dun neno labrego

Un espacio con luz, un recipiente y un poco de tierra de calidad es todo lo que se necesita para contar con un huerto en el salón, explica el youtubero Juanjo Rodríguez

15 abr 2020 . Actualizado a las 11:06 h.

Es tiempo de confinamiento, de quedarse encerrados en casa y sacar del cajón todos esos proyectos que llevan un tiempo olvidados. Y aunque las medidas del estado de alarma prohíben dedicarse a la agricultura si tenemos para ello que desplazarnos más de quinientos metros desde nuestra vivienda, nada dicen de cultivar lechugas en el salón. Porque eso que muchos considera una utopía, que crezcan lechugas y tomates a la luz de una pequeña ventana, es algo que otros han hecho realidad. Entre ellos, el youtubero Juanjo Rodríguez, que en su blog Diarios de un neno labrego, da las claves necesarias para poner en marcha un maceto-huerto. Una iniciativa que hará que el tiempo pase más rápido y que, de paso, igual nos evita algún que otro paseo al supermercado.

Lo primero que explica Rodríguez es que no necesitamos contar con amplios espacios para convertirnos en agricultores de salón. Solo hace falta «una ventana con mucha luz, aunque mejor si el sol no le da directamente», asegura. Lo siguiente que hay que buscar es un recipiente adecuado. Y tampoco aquí es preciso romperse demasiado la cabeza. «Sirve desde una de esas cajas de plástico que venden en cualquier lado a botellas de plástico o incluso el cajón de un mueble viejo», argumenta. Dependiendo de su tamaño podremos plantar más o menos cantidad.

 La agricultura puede convertirse en una afición en estos días de confinamiento El tercer ingrediente básico de esta receta es la tierra, el sustrato. Debe ser de buena calidad, pues de ellas se alimentarán nuestros cultivos. «Se puede comprar en cualquier centro de jardinería, lo que hay que tener en cuenta es que con el tiempo se agota porque se consumen los nutrientes, así que habrá que renovarlo o utilizar un compost», añade. Y llegados a este punto uno puede hacerse un verdadero profesional de la agricultura y cultivar su propio compost, esto es, utilizar los residuos de la comida para generar abono. «Con una botella vieja de litro y medio se puede hacer compost suficiente para abonar pequeñas macetas», cuenta Rodríguez. Para los más profesionales está el vermicompost, que se hace en cubos de veinte litros donde, a los residuos de la comida, se le añaden unas lombrices que permiten transformar esos restos en abono.

Con ubicación, maceta y tierra listos llega una de las fases más importantes del proyecto: ¿qué plantamos? Lechugas, tomates, acelgas, espinacas, cebollino, rúcula, rabanitos y una gran variedad de plantas aromáticas, como la albahaca, pueden crecer tranquilamente bajo el sol de nuestra ventana. Lo más importante es prestar especial atención a las semillas. En las entradas de su blog, y en su canal de Youtube, Rodríguez explica cómo se pueden elaborar los semilleros, aunque a los más profanos recomienda adquirir las ecológicas o disponer de algunas que le puedan ceder otros agricultores. «Yo recopilo mis propias semillas y las intercambio con alguna gente. Ahora tengo un pequeño huerto de semillas en mi nevera», explica.

Santi M. Amil

Tampoco es igual la época del año en la que se planta. En inverno, cuando la luz escasea, podemos cultivar «la lechuga y unos rabanitos para comer las hojas, incluso alguna aromática, pero es más complicado», aconseja. En cambio, en primavera, cuando los días comienzan a ser más largos, hay más posibilidades de que los cultivos salgan adelante, además de que se puede acceder a una variedad más amplia.

A no ser que uno disponga de un salón inmenso, no debe pensar que este maceto-huerto puede dar para abastecer a toda la vivienda. «Yo tengo plantadas dos lechugas en botes de tetrabrik y llegué a cultivar tomates cherry, de los que saqué entre catorce y quince, aunque si los entutoras y los cuidas puedes sacar entre 40 y 50», reconoce. Además, hay que tener en cuenta el tiempo que tarda en crecer una lechuga, que es de unos dos meses. «Si me como hoy una lechuga y vuelvo a plantar, tardaré dos meses en tener la siguiente. También hay una variedad que es la babyleaf, que se van consumiendo los brotes», añade. En esto de calcular la cantidad de cultivos a plantar es fundamental «ver el espacio que tienes en casa y lo que vas a consumir» Porque «no se pueden dar los mismos consejos para un apartamento con una ventana que para un pisco con un balcón·», concluye. Estas y otras dudas las responde sin ningún tipo de problemas en su blog.