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Cuando un lobo mata un potro, una parte del monte también muere

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS VILALBA / LA VOZ

SOMOS AGRO

Carlos Castro

Los ataques al ganado equino en la zona de O Xistral son una grave amenaza para mantener limpio el territorio

24 ene 2020 . Actualizado a las 21:21 h.

Cuando un monte se quema, algo nuestro se quema; pero cuando un lobo mata un potro, también una parte del monte se ve amenazada de muerte. En zonas como la sierra de O Xistral, en donde tener ganado caballar en el monte es una costumbre habitual de muchos vecinos, los ataques no solo diezman el número de reses sino que parecen llevarse por delante uno de las mejores sistemas de limpieza del terreno y de prevención contra los incendios.

En un municipio como Muras, a esa incidencia en la limpieza del territorio se le une otra, que afecta a uno de los acontecimientos más conocidos de cuantos se celebran en el ayuntamiento a lo largo del año. La Feira do Poldro, que tiene lugar a finales de septiembre, sufre en los últimos tiempos un descenso de ejemplares que no se le escapa al Concello, organizador de la cita.

El alcalde, Manuel Requeijo, asegura que la disminución de reses en las últimas ediciones tiene mucho que ver con los ataques de lobos, que reducen el número de potros -las yeguas suelen tener un parto por año- y complican el futuro de la cabaña equina. Pero lo que se rebaja también, dice, es la eficacia de una forma natural de limpieza del monte. Requeijo subraya que si no hay ganado en el monte, la prevención de los incendios se vuelve mucho más complicada: «Virán incendios grandes e queimarano todo, e así, cada certo tempo», dice. «Se non hai cabalos, o monte desaparece», recalca.

Zona castigada

Tomando como referencia datos del 2017, se observa que O Xistral es una zona particularmente castigada por los ataques de lobos: Muras fue el municipio de la provincia donde se tramitaron más peticiones de ayudas compensatorias (84), seguido además por tres concellos cercanos que también tienen terreno en la sierra -O Valadouro, Abadín y Ourol-.

De todos modos, el regidor murense advierte de que la situación no solo compromete la conservación del monte y la cabaña ganadera en próximos años: «É un problema real, non de futuro», asegura.

Preocupación con coincidencias por encima de siglas

Los alcaldes de Muras (BNG), Abadín (PP), O Valadouro, Ourol y Xermade (los tres del PSOE) coinciden en la necesidad de medidas como la elaboración de un censo de lobos en O Xistral o la aplicación de nuevos criterios en las ayudas que se conceden tras un ataque -por ejemplo, el valor que podría haber alcanzado una res si no hubiese muerto por culpa del lobo y se hubiese llegado a vender.

Esos acuerdos fueron recogidos en una reunión que los cinco regidores mantuvieron en la casa consistorial murense en octubre del 2018 y expuestos a la conselleira de Medio Ambiente, en otra reunión, semanas después. Las demandas continúan vigentes, como destaca el regidor de Muras: «O lobo segue matando animais», afirma.

Tener un censo o al menos una orientación del número de lobos en la zona resulta básico, considera Requeijo.

«Non é que isto canse, é que quedas sen eguas», dice un ganadero con reses en O Viveiró

 Manuel Capón tiene ganado caballar y vacuno en el monte de Muras. Sus reses pastan en terrenos suyos y pertenecientes a la comunidad de montes de O Viveiró. Entre caballos y vacas su cabaña ganadera suma unas 200 cabezas, aunque los ataques de lobos son una amenaza bastante frecuente: «Non é que ataque moito: non deixa nada», dijo ayer.

Tan grave le parece la situación que casi cuestiona la viabilidad de su trabajo: «É unha ruína, estannos a deixar sen ningún animal. E cada vez vai a peor», declaró. Solo durante el año pasado, según datos que aportó ayer, 40 potros y 16 becerros suyos sufrieron ataques de lobos, lo que supuso, dijo, unas pérdidas de 12.000 a 15.000 euros. Ante una situación de ese tipo, manifestó, la sensación de cansancio se ve superada: «Non é que isto canse, é que quedas sen eguas».

 Mastines

Decidió comprar mastines para proteger el ganado. Tiene diez; y no duda de su eficacia, pero admite que necesitaría muchos más para que la protección resultase completa. «Habería que ter douscentos. Non se pode pretender que dez cans van gardar dúas mil hectáreas», explicó. Sí admitió que la parte de monte por donde se mueven está bien protegida.

Una alternativa que ensayan él y otros ganaderos, tanto por ataques de lobos como por otros motivos, es bajar el ganado del monte para meterlo en otros terrenos. Pero entonces, asegura, lo que se gana en seguridad tiene el contrapunto de un mayor gasto en alimentación, pues a los animales hay que darles pienso y alfalfa.

Capón admite que el desánimo es frecuente: «Tes que desanimarte. Se che matan dezaseis becerros, que fas?». El año pasado colocó un cierre en una parte de su terreno: «Pechei tres hectáreas, pero non é nada», reconoce. Así las cosas, cree que la situación no variará: «Nótase, e máis que se notará», dice.

Que actúe la Xunta

Este ganadero pide más implicación de la administración autonómica: «A cousa é difícil de solucionar se a Xunta non pon remedio», sostiene.