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Veterinaria y su estudio sobre las feromonas de los conejos, en la revista científica más prestigiosa

Maruxa Alfonso Laya
M. Alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS AGRO

Los investigadores han descubierto que el bulbo olfativo accesorio de estos animales es muy sofisticado y está más desarrollado que en otros mamíferos

25 ene 2020 . Actualizado a las 17:26 h.

El duro trabajo que en los últimos años han realizado en la Facultad de Veterinaria de Lugo para conocer de cerca el órgano encargado de detectar e identificar las feromonas en los conejos ha tenido su recompensa. La revista Brain, Structure and Function, la publicación científica más prestigiosa del mundo, ha publicado un artículo del profesor del área de Anatomía de la USC, Pablo Sánchez, y de la investigadora Paula Rodríguez, en el que también colaboraron los profesores de la USC José Manuel Cifuentes, Luis Quintela y Ramiro Barcia. «Estamos muy contentos porque esta es la revista número uno del mundo», explicó el propio Sánchez.

Describir el órgano vomeronasal de los conejos, el que se encarga de detectar las feromonas, fue el primero de los trabajos que realizó este grupo y que también fue publicado el pasado año por una conocida revista de investigación. Ahora, se han centrado en el bulbo olfativo accesorio, que es la parte del cerebro a la que va toda la información relacionada con las feromonas. «No había nada publicado al respecto», explica Sánchez. Y se han encontrado con que este «es muy sofisticado y está mucho más desarrollado que en otros mamíferos. De hecho hay pocos ejemplos similares, lo que demuestra que las feromonas en los conejos tienen un papel muy importante». Sánchez asegura que, aunque nadie niega actualmente que las feromonas existan y afecten también a los humanos, en estos «no se ha encontrado todavía el órgano vomeronasal ni hay ninguna imagen del bulbo olfativo accesorio». Trabajo que sí existe en los conejos.

En Veterinaria también han descubierto cuatro núcleos nerviosos únicos en los conejos. Hasta ahora, estos mismos núcleos se habían descrito en hámsteres, «pero estos solo tenían dos, nunca se habían encontrado cuatro en ninguna especie. Es algo muy nuevo de lo que casi no hay referencias», cuenta Sánchez. Todos estos estudios sirven de base para otra investigación en la que está trabajando este grupo, que es la de identificar y sintetizar las feromonas de los conejos para conseguir reproducirlas y de esta forma mejorar, por ejemplo, su bienestar en las granjas.