Las tradicionales colas que se formaban en la vendimia a la entrada de las bodegas gallegas han desaparecido; las más grandes procesan hasta mil kilos por minuto

M. Alfonso

Tractores cargados de uva por las carreteras gallegas. Esa es una de las imágenes más típicas que deja la vendimia en la que estos días se afanan miles de viticultores y bodegueros gallegos. La otra era la de las colas a la puerta de las bodegas. Vehículos de todo tipo llenos de cajas que esperaban pacientemente su turno para poder entregar su cosecha. Pero esta segunda estampa ya no es tan habitual, por lo menos en Rías Baixas. Y es que la profesionalización ha llegado también a esta parte de la cadena productiva y las bodegas están hoy preparadas para recibir hasta sesenta mil kilos de uva cada hora. La precisión con la que se trabaja en la recepción de la uva es milimétrica y la espera de los viticultores se ha reducido considerablemente.

La previsión con la que se trabaja en esta época forma parte de este éxito. «Unha semana antes, os socios saben o número de caixas que vendimarán cada día», explica Alberto Barral, director técnico de Condes de Albarei, una de las principales cooperativas de Rías Baixas. Eso permite a la bodega saber qué cantidad de uva va a recibir cada día. Nada más llegar a la zona de recepción, las cajas son identificadas para saber el socio y la parcela a la que pertenecen, garantizando así la trazabilidad del producto, además de que se pesan. Posteriormente, los operarios extraen una muestra de uva de diferentes cajas, la prensan y la pasan por el refractómetro, para saber el grado que tiene la uva. Este dato es importante porque de él dependerá el precio que percibirá el viticultor por su producción. Realizado este proceso, la uva está lista para pasar a las prensas, de donde se sacarán los primeros mostos.

MARTINA MISER

En otra de las principales cooperativas arousanas, Martín Códax, en el proceso intervienen hasta drones. Estos aparatos sobrevuelan los viñedos para ofrecer información de en qué estado se encuentra la uva. Y es en base a los mapas que se elaboran con esa información que se organiza la vendimia. Todo esto permite a la bodega saber qué cantidad tiene que procesar cada día y, además, qué características tendrá la uva de la que dispondrá en cada ocasión.

Las bodegas más grandes pueden procesar 350.000 kilos de uva en un día Toda esta organización previa simplifica el proceso de recepción en bodega. Las cooperativas más grandes suelen contratar a más de medio centenar de personas, que son las que esperan pacientemente a que los socios vayan llegando con sus tractores cargados. Las primeras horas son más tranquilas pero, a partir de primera hora de la tarde, la situación se complica. El reguero de tractores que llega a las puertas se intensifica y es entonces cuando las bodegas demuestran de lo que son capaces. «Nunha xornada das intensas podemos procesar entre 300.000 ou 350.000 quilos de uva por día», explica Diego García, director técnico de Paco & Lola. Son días de trabajar doce horas, a veces, hasta la madrugada.

En Condes de Albarei, por su parte, presumen de ser los más rápidos. «Podemos recoller entre 50 ou 60.000 quilos por hora, somos os máis rápidos na recepción de uva», cuenta Barral. Otra cosa es el procesado, que dependerán del número de prensas. «Nós podemos facer 40.000 quilos por hora», añade el técnico cambadés. Y es que la vendimia va a una velocidad de 60.000 kilos por hora.