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La alianza perfecta de eólica y ganadería

CHEMA CORRAL CEDEIRA / LA VOZ

SOMOS AGRO

Ganaderos y personal de Enel conversan junto al ganado que pasta entre los aerogeneradores del Parque de San Andrés.
Ganaderos y personal de Enel conversan junto al ganado que pasta entre los aerogeneradores del Parque de San Andrés. JOSE PARDO

Las explotaciones bovinas de A Capelada son ejemplo de la convivencia armónica entre las reses vacunas y los aerogeneradores de los parques de Enel Green Power

31 jul 2019 . Actualizado a las 10:24 h.

El espectacular entorno de Garita Herbeira, en A Capelada, donde se localizan los acantilados más altos de la Europa continental, ofrece estampas impresionantes desde el punto de vista paisajístico, pero también desde la óptica económica. Varios cientos de vacas y bueyes en libertad, pertenecientes a ganaderos del entorno, conviven sin problemas con los aerogeneradores que jalonan toda esta sierra coruñesa.

«Se trata de un emplazamiento muy bueno, con mucho viento y, por tanto, con muchísimo recurso para la explotación eólica», explica Julio Lozano, responsable de operación y mantenimiento del área oeste de Enel Green Power España, la división de renovables de Endesa. Unas características que explican el interés de la compañía por este escenario, en donde instaló las primeros «molinos» hace ya más de dos décadas.

El desembarco de la firma de renovables se produjo allá por 1998, año de la creación del Parque Capelada I y II, pero su presencia se vio reforzada poco después, con la creación del parque de San Andrés. En total, tal y como detalla el responsable de Enel Green Power, disponen de 95 aerogeneradores en el primero y otros 55 en el segundo, con tecnologías distintas. Así, puntualiza Lozano que las turbinas más antiguas son de 330 kilovatios de potencia unitaria, en tanto que las más modernas alcanzan los 600. «En total, estamos hablando de 63 megavatios instalados en este emplazamiento», señala.

Los aerogeneradores se levantan tanto en terrenos municipales como en otros pertenecientes a las comunidades de montes y, como antaño, el ganado anda suelto por los pastizales, moviéndose ahora libremente entre las turbinas. Tal y como subrayan, no existe «ningún tipo de interferencia» con el ganado, que pasta en extensivo, algo fundamental por su enorme capacidad de desbroce natural para evitar fuegos y mantener el entorno natural.

Beneficios mutuos

«El parque eólico es importante para los vecinos y para las comunidades de montes porque les genera una renta. Es una cantidad interesante que sería complicado que pudieran obtener de otra forma», apunta además Lozano, quien destaca que uno de los objetivos de la compañía que representa es «compartir parte del valor que creamos con las comunidades locales». Aunque los beneficios no acaban ahí, tal y como destacan los ganaderos.

«La presencia de los eólicos no supone problema alguno. Las vacas siguen dando leche y siguen pariendo como siempre. Todo sigue su ciclo natural. No notamos que les afectara en nada», explica José Bellón, uno de los ganaderos de la zona. Y añade que la presencia de los aerogeneradores, con todas las infraestructuras que requieren, ha contribuido a facilitar su trabajo.

La colocación por parte de la compañía en las pistas de pasos canadienses _la típica parrilla de rodillos metálicos paralelos, instalados a nivel de rasante_ permite «operar con normalidad en el parque y, al tiempo, evita que el ganado se escape sin necesidad de portones, que tendrían una eficacia similar, y permiten un tránsito selectivo.

«Para nosotros los parques eólicos son fundamentales, porque nos permiten disponer de una red de pistas que nos facilita muchísimo el recorrido por las parcelas. Por tanto, nosotros nos vemos favorecidos indirectamente por la presencia del parque», señala Bellón. Un argumento que repite Víctor Bustabad, de la Comunidad de Montes de A Pedra (Cariño), quien explica además que existe una fructífera relación de colaboración con los trabajadores de Enel Green Power.

En este sentido, explica Miguel Freire, jefe de los parques de A Capelada y San Andrés, que «temos unha boa amistade; se vexo algo raro nos animais, teño o teléfono deles e comunícallo e o mesmo pasa no outro sentido. Aquí, entre os traballadores de Enel e máis os gandeiros existe unha liña directa».

Unas 300 vacas pastan libres todo el año

La imagen de caballos y vacas en libertad es una de las más características de A Capelada. La sierra coruñesa, al pie de la que se encuentra el célebre santuario de San Andrés de Teixido, punto de visita obligado para los turistas que se acercan a Ferrolterra, tiene una larguísima tradición de ganadería extensiva.

«Estas vacas están los 365 días del año pastando libremente, es decir, no van nunca a ningún establo ni a ninguna cuadra», explica el ganadero José Bellón, quien señala que en toda la zona pueden contabilizarse del orden de unas 300 reses bovinas que se mueven entre los aerogeneradores y ni se inmutan al toparse con los visitantes de la zona.

Explotan la Rubia Galega cruzada con limousine por su facilidad en el parto «Tenemos la raza Rubia Galega, pero ya cruzada con Limousine», explica. Una línea que se va imponiendo por sus cualidades y ventajas sobre otras razas de alta producción cárnica. Así, entre otras cuestiones, destacaría por su facilidad de adaptación a este terreno rústico. Aunque hay más. Tanto Bellón como su compañero, Víctor Bustabad, explican que «nos inclinamos por la Limousine porque es una línea con facilidad de parto y teniendo en cuenta que campan a sus anchas, no te obliga a estar pendiente del ganado las 24 horas».

«Tenemos la garantía de que tienen un altísimo porcentaje de facilidad de parto. Y si un día no puedes venir, tienes la tranquilidad de que va a ser un parto fácil y no va a haber ninguna complicación», concluye uno de los responsables de la explotación de carne ecológica que hay en la zona.