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Los usos olvidados del monte gallego

Mario Beramendi Álvarez
mario beramendi RIBADAVIA | LA VOZ

SOMOS AGRO

CARMELA QUEIJEIRO

El abandono ha hecho que recursos básicos del bosque, como vegetación para combustibles, abonos naturales o frutos para la alimentación animal, hayan sido sustituidos por hidrocarburos, químicos y concentrados importados

01 jun 2019 . Actualizado a las 18:59 h.

En el último medio siglo, Galicia ha mantenido dos tercios de su superficie ocupada por tierras de monte, arbolada o no. Pero su población rural se ha desplomado, y se ha ido desvinculado de las actividades agroganaderas y forestales. Los usos básicos del monte, sus recursos para combustibles, para abono y alimentación animal, han ido sustituyéndose por hidrocarburos, químicos y piensos concentrados. Más allá del debate sobre la producción de madera, de los riesgos de un modelo orientado a un especie (eucalipto) y de la concentración geográfica en determinadas comarcas, Galicia se enfrenta a otro desafío: cómo aprovechar el potencial del monte gallego para la producción de otros bienes y servicios destinados al mercado. Esta ha sido una de las cuestiones que ha centrado la jornada sobre el sector forestal organizada por el Foro Económico de Galicia (FEG) en Casal de Armán, Ribadavia (Ourense). 

Se trata, en definitiva, de poner en valor recursos endógenos que pueden generar nuevas rentas, en muchos casos complementarias, para la población rural. «Temos recursos que hai 30 ou 40 anos non tiñan valor de mercado, e agora si o teñen», sostine Damián Copena, profesor de la Universidad de Vigo, y una de las personas que ha investigado las potencialidades no madereras del monte gallego. Es el caso, por ejemplo, de la castaña. Un recurso infrautilizado en Galicia (el medio rural deja de ingresar cada año 100 millones por el fruto que queda sin recoger), que sirve como alimento para el ganado, y que tiene además un enorme recorrido industrial. Además, hay que sumar las nueces, los arándanos, las setas o la recolección de resinas y de plantas aromáticas y medicinales. En Galicia están empezando a jugar un papel importante las Comunidades de Montes Vecinales en Mano Común (CMVMC) con los aprovechamientos micológicos, como sucede en Friol. 

MARCOS MÍGUEZ

«As comunidades teñen a capacidade de introducir actividades no monte que non sempre teñen unha rendibilidade económica, pero si unha función social ou medioambiental, como nos casos nos que se mete gando onde antes non o había», explica Copena. 

La CMVMC de Couso, en Gondomar, es uno de los ejemplos de la explotación del monte. Y no solo desde la óptica maderera. Durante tiempo fueron terrenos abandonados, con vertederos. Hoy es un área libre de incendios, que lucha contra la invasión de la acacia, elabora jornadas con escolares para hacer plantaciones y organiza visitas. Más allá de los trabajos silvícolas, con una apuesta por el pino entre otras especies, su objetivo es tener un monte muntifuncional, con aprovechamientos micológicos y que cuide el patrimonio. «Precisamos ingresos anuais e a madeira non os da. De aí todo o relacionado cos froitos do bosque, cos cogumelos e coa castaña»,  explica Xosé A. Arauxo, quien defiende un modelo de producción ecológica, de valor añadido. «O monte ten futuro e non é un estercoleiro», asegura. Otro de los ejemplos en Galicia es la SCG Monte Cabalar, en A Estrada, que ha introducido en un monte vecinal ganado, concretamente, vacas y cerdos.

ROI FERNÁNDEZ

Galicia tiene en el aprovechamiento del toxo otro recurso para el abono, tal y como demuestra la experiencia empresarial de Ramón Lourido, de Abonos Lourido, que hace sustratos ecológicos con esta planta, en Rebordechán (Pontevedra). Lo consigue a través de un proceso de fermentación lenta y controlada, y que dura de ocho meses a un año. «O futuro está en aproveitar os vellos recursos para adaptarse as novas demandas», explica. 

Los expertos reunidos en Ribadavia por el Foro Económico de Galicia, una jornada coordinada por los profesores Edelmiro López y Albino Prada,  concluyen que el éxito del medio rural gallego para los aprovechamientos no madereros pasa atender tres claves: primero, reconocer los recursos endógenos; que hay una diferenciación y transformación propia, que aporte valor añadido y, por último, que exista una estrategia de comercialización.