Vishwas Kumar Ramesh fue a ver a sus familiares a Ahmedabad, en la India, y cogió el avión para regresar a Londres, donde lo esperaban su mujer y su hijo de 4 años. Ese era su plan. Pero se subió al Boeing 787-8 Dreamliner y su vida ahora es otra. Vishwas es el único superviviente de una tragedia que ha dejado 279 muertos. Y él es el milagro. Tiene que ser un desasosiego saber que toda la fuerza de la suerte está de tu parte, enfrentarte contigo mismo a la razón pura de tu existencia. Descubrir que tu destino es un trébol de cuatro hojas y que la mariposa se ha posado en tu hombro. Sentir que eres un supermán que se ha bebido la kriptonita y que la desgracia te pasa de largo tiene que remover el espíritu con inquietud. Pero, además, darte cuenta de que mientras los demás, niños, mayores, familias enteras... arden en el infierno, a ti se te abre un agujero para salir sin un rasguño del avión debe acongojar con desazón. Vishwas pasó en solo un segundo de ser una persona normal, con piedras pesadas en la mochila, a convertirse en inmortal. A dar respuesta al karma. Su hermano, que iba a su lado, no corrió la misma suerte, pero él, que estaba sentado en el asiento 11 A, justo al lado de la salida de emergencia mirando a la ventanilla, es ahora la carambola de la fortuna. La potra. La baraka. El azar venturoso e inexplicable existe. Vivir con ese poder tiene que dar mucho miedo.