
El A23a acaba de encallar frente a la remota isla británica de Georgia del Sur después de estar a la deriva desde el pasado diciembre
05 mar 2025 . Actualizado a las 04:47 h.Es el iceberg más grande y antiguo del mundo. Se llama A23a, pesa casi un billón de toneladas y alcanza una superficie cercana a los 3.600 kilómetros cuadrados, casi la mitad de Galicia. Esta gigantesca mole se desprendió de la plataforma de hielo Filchner de la Antártida en 1986 y luego permaneció varada en el lecho marino del mar de Weddell durante más de 30 años. El pasado diciembre se rompió tras permanecer varado desde hacía más de tres décadas y quedó flotando a la deriva por el océano Antártico. Ahora acaba de encallar en aguas poco profundas frente a la remota isla británica de Georgia del Sur, hogar de millones de pingüinos y focas.
Los pescadores de la zona temen verse obligados a luchar contra grandes trozos de hielo, lo que podría afectar a algunos pingüinos que se alimentan en la zona. Pero los científicos del British Antartic Survey (BAS) aseguran, por contra, que el enorme glaciar mantiene atrapado en su interior grandes cantidades de nutrientes que podría crear una explosión de vida en el océano en cuanto se derrita el hielo. Sería «como tirar una bomba de nutrientes en el medio de un desierto vacío», según explica de forma gráfica Nadine Johnston, investigadora de BAS.
Aunque tampoco se descarta que pueda tener alguna incidencia en las pesquerías locales a corto plazo. «Si el iceberg permanece en tierra, no esperamos que afecte significativamente a la vida silvestre local de Georgia del Sur. En las últimas décadas, los que terminaron tomando esta ruta a través del Océano Austral pronto se rompieron, se dispersaron y se derritieron. Sin embargo, la pesca comercial se ha visto afectada en el pasado y, a medida se rompe en pedazos más pequeños, esto podría hacer que las operaciones de pesca en el área sean más difíciles y potencialmente peligrosas», explica el oceanógrafo de BAS, Andrew Meijers.
El ecologista Mark Belchier, que asesora al Gobierno de la isla, explicó a la BBC que si el gigantesco bloque de hielo se rompe, «los icebergs resultantes presentarán probablemente un riesgo a las embarcaciones, ya que se mueven en dirección de las corrientes locales y podría restringir el acceso de los barcos a terreno de pesca local».
«El futuro de todos los icebergs es que morirán. Es muy sorprendente ver que el A23a haya sobrevivido tanto tiempo y haya perdido solo una cuarta parte de su superficie», dijo el profesor Huw Griffiths a la BBC.