Clea Fitz-James Stuart, una adicta en la familia Alba: «Estaba completamente desahuciada»
SOCIEDAD

Sobrina de la anterior duquesa de Alba, se ha abierto en canal para contar su proceso de recuperación. «Llevaba cuatro días en la cama, parecía una heroinómana, mi único futuro era morirme, no quería hacer otra cosa, no podía más», explicó en «Crónicas adictivas»
05 feb 2025 . Actualizado a las 09:05 h.Es una de esas Fitz-James Stuart a las que pocos ubican de un primer vistazo. Su padre es Luis Esteban Fitz-James Stuart, sobrino de Cayetana de Alba. Ella, aunque empezó su camino en la psicología, acabó en el mundo de la moda con su propia marca, pero también fue artista y agente inmobiliaria. Ahora, esta joven llamada a disfrutar de las bondades de la aristocracia, se ha abierto en canal para hablar abiertamente de sus adicciones.
Clea Fitz-James Stuart ha contado su experiencia en el pódcast Crónicas adictivas, un programa que dirige el terapeuta y exadicto Ruy Arroyo. Una charla en la que ambos mostraron una enorme complicidad ya que explicaron que vivieron su proceso de recuperación «en paralelo». Llegaron a estar incluso en el mismo centro de rehabilitación.
«Es muy común, incluso en las terapias, o cuando ingresamos, que ya han pasado doce año, que veamos muchas menos mujeres que hombres. Las que había eran bastante más mayores. Personas que tardan un montón en aceptar esta enfermedad», explicaba Clea Fitz-James Stuart sobre el sesgo de género también presente en las adicciones. «Se nos juzga de forma más dura. Los adictos hacemos cosas que nos nos representan y de las que nos sentimos avergonzados. Las mujeres hacemos probablemente las mismas cosas, pero socialmente están peor vistas. Entonces, dar un paso hacia adelante y enfrentarte a ello sí cuesta», explicó al tiempo que añadió que en su experiencia, su única salida era ingresar en un centro. «Estaba totalmente desahuciada. Llevaba cuatro días en la cama. Parecía una heroinómana, aunque para mí todas las drogas son exactamente iguales», añadió.
Clea Fitz-James Stuart comenzó a coquetear con las drogas muy pronto. Cree que a los 17 años los efectos en ella empezaron a ser diferentes a los demás. «Yo era adicta de siempre». Entrar en un centro llegó cuando estaba al límite. «Mi única opción era morirme, no podía más», explicó. Antes de llegar a ese momento, había ido a muchos especialistas. «Nunca quise ver la realidad: que era adicta y ya está».
Su hermana fue para ella una ayuda fundamental. «Se enteró cuando estuve esos cuatro días tirada en una cama. Y me decía: "¿Qué te has tomado?" Pues eran lexatines, que era mi droga estrella; luego me tomaba de todo. He tenido drogas estrella, pero era un batiburillo total. Las más constantes eran desde hacía años las benzodiazepinas, pero el alcohol era bastante recurrente en mi adicción». Gracias a ese enlace familiar llegó la fase de entrar en ese centro. «No podía seguir, no podía más».
Ya en su nueva vida internada asegura que lo pasó «muy mal casi desde el principio». «Estaba aterrada, llegué a la clínica con seis cajas de lexatines, para mí no era ni mi problema. Imagina lo confundida que estaba. Tenía el cerebro destrozado». En ese momento tenía ya 36 años y sentía que ni siquiera cumplía a nivel profesional. «Mis amigos más queridos me estaban dando de lado».
«No tenía nada de lo que me importaba, pero ni dentro ni fuera», reflexionaba sobre una etapa en la que se sintió fuera de la realidad.
La diseñadora insistió además en el que proceso hasta recuperar su vida fue muy largo. «Estuve como tres o cuatro años muy perdida». «Es más, me siento conectada desde hace poco. Cuando digo que estaba desahuciada, no era broma. Muchos terapeutas no confiaban en que fuese a salir».
En todos esos años, pasó crisis o cambios de humor. Aún mantiene que va y que seguirá yendo siempre a terapia.
A finales del 2024 compartía con sus seguidores en las redes una importante y personal reflexión sobre su momento vital. «No sé si llevo 12 o 13 años limpia. El otro día creí que 15, no porque me parezca una eternidad, si no porque los cambios han sido bestiales, o más bien por la sensación que tengo por fin de haber vuelto a ser yo», explicaba.