
Desde este 1 de enero, solo permite encender cigarros en la vía pública si no hay nadie a menos de diez metros
01 ene 2025 . Actualizado a las 19:12 h.Desde este miércoles, 1 de enero, está tajantemente prohibido fumar en las calles de la ciudad italiana de Milán. La norma, que refuerza las medidas antitabaco locales implantadas en el 2021, contempla como única excepción mantener una distancia superior a los diez metros: hay que estar prácticamente solo para poder encenderse un cigarrillo en la vía pública.
La capital de la región de Lombardía se convierte así en la primera gran urbe europea libre de humo, confirmando que en el país transalpino se toman en serio la recomendación comunitaria: hace siete meses que en Turín solo se puede consumir tabaco al aire libre a cinco metros de otras personas y nunca en presencia de niños y embarazadas. Estas disposiciones, además de reforzar la lucha contra el tabaquismo y de promover la cultura del respeto hacia el que no fuma, están encaminadas a mejorar la calidad del aire. Milán se ha fijado el objetivo de reducir a la mitad las emisiones de dióxido de carbono para el 2050.
Quienes no respeten la norma, que también veta desde hace ya cuatro años los pitillos encendidos en en zonas verdes públicas, parques infantiles, paradas del transporte público —incluidas las de los taxis—, cementerios, áreas para perros e instalaciones deportivas de cualquier tipo —también las destinadas al público, como las gradas—, se expone a multas que pueden ascender hasta los 240 euros. La restricción deja fuera, sin embargo, los cigarrillos electrónicos.
Milán sigue el ejemplo de Japón, con sus calles libres de humo desde hace tiempo: para erradicar el hábito y, también, por civismo, para mantener los espacios limpios, sin colillas. Solo hace la vista gorda en puntos habilitados. Los propietarios de bares y restaurantes pueden decidir si en sus locales se puede fumar o no, o establecer zonas específicas para ello. En Europa, la CE propuso el pasado septiembre actualizar sus recomendaciones para abarcar productos emergentes, como los cigarrillos electrónicos, y ampliar los ambientes limpios. Su intención es, principalmente, proteger a los ciudadanos de la exposición al humo del tabaco ajeno, sobre todo a los más jóvenes. Según datos de la Agencia Europea de Medio Ambiente, el tabaquismo pasivo eleva el riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas hasta un 30 %, y un 16 % el de tener cáncer.
En España, el Ministerio de Sanidad trabaja en la modificación de su ley, que será sometida a audiencia pública en la primera mitad de este año. Busca ampliar los espacios sin humo y regular los vapeadores.