Fernando Valladares, experto del CSIC, víctima de mensajes de odio tras la dana: «Los negacionistas se reparten sogas para ahorcarme»

P. V. LA VOZ

SOCIEDAD

El científico del CSIC Fernando Valladares
El científico del CSIC Fernando Valladares MIQUEL A. BORRÀS | EFE

El doctor en Ciencias Biológicas cree que la ciencia está perdiendo la batalla de la comunicación y denuncia amenazas contra él: «Me han puesto encabezando listas de personas a eliminar»

12 nov 2024 . Actualizado a las 14:02 h.

Ha sido una de las voces más consultadas de las últimas semanas tras la devastación causada por la dana. Fernando Valladares, doctor en Ciencias Biológicas, investigador del CSIC y profesor en la Universidad Rey Juan Carlos, tiene mucho que decir acerca del fenómeno meteorológico que ha causado centenares de muertos y multitud de destrozos materiales en la Comunidad Valenciana. Por su relación con el cambio climático, por la dilación de las autoridades en lanzar la alerta, por la necesidad de concienciación a la población sobre estas emergencias. Le sobran los motivos. Y precisamente por alzar la voz ha sido objeto de duras críticas y amenazas por parte de sectores que se niegan a las evidencias.

Valladares ya alertaba de la ceguera de muchos con respecto a las certezas científicas y de los avisos de los expertos en la materia en una entrevista a La Voz a colación de la dana. «Es el mundo al revés: un científico apunta con el dedo a un problema, y la gente mira al dedo y no al problema», indicaba entonces, «y, como luego ha habido una gran catástrofe, voy y le culpo precisamente al que decía que iba a ocurrir».

Así ha sido, como ha podido comprobar a su pesar. Desde sus declaraciones en los medios de comunicación, la escalada de violencia contra él ha ido intensificándose hasta llegar a verdaderas amenazas contra su vida. «Me han puesto encabezando listas de personas a eliminar», le ha explicado a Àngels Barceló en la mañana de este martes en Hoy por hoy, «en algunos sitios han dicho que se reparten sogas para ahorcarme».

Los negacionistas muestran diariamente y cada vez con mayor violencia, verbal al menos de momento, sus furibundas críticas reaccionarias hacia los científicos. «Hay un grupo en Telegram de 200.000 personas donde se desprende odio hacia mi persona», indica. Porque cree que, en esta ocasión, le ha tocado a él, reconociendo que la inquina hacia sus colegas de profesión es algo cada vez más recurrente. Aún así, espera que se trate de «perro ladrador y poco mordedor».

El científico ve una razón clara para que la espiral de violencia se haya agudizado en los últimos tiempos. Según él, los episodios meteorológicos catastróficos, cada vez más recurrentes e intensos, dejan cada vez con menos argumentos a los que rebaten el cambio climático. Según él, se ven acorralados y, por ello, actúan cada vez con mayor virulencia.

A pesar de todo, Valladares cree que es necesario escuchar a los negacionistas, no para entenderlos, sino de cara a saber cómo combatir la desinformación y la falta de juicio y criterio. «Por eso no bloqueo a los que me odian», dice, «deseo saber que existen y entenderles». Como gente que existe en la sociedad y con mayores oportunidades de influir más en la opinión pública, considera que es preciso conocerlos y rebatirlos. «Procuro empatizar a pesar de que me cuesta mucha energía», indica.

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Al científico del CSIC le entristece la actitud refractaria de los negacionistas, impermeables a las certezas que demuestra la ciencia, y considera que la divulgación basada en evidencias está perdiendo la guerra de la comunicación. «Creo que globalmente hemos perdido la batalla cuando un presidente negacionista declarado y alejado de la ciencia como Donald Trump ha sido elegido». Por eso, pide analizar los fallos en los discursos para arreglarlos y «ser mejor comunicadores».

También los recursos que se pierden en combatir a la desinformación a pesar de las demostraciones palpables. «Lo que más preocupa de ser objeto de odio es todo el tiempo, el conocimiento y la emotividad que se derrocha en estos momentos de desolación», añade a través de su cuenta de X.

Aún así, también tiene un ápice de esperanza. De todas esas personas que le escriben para agradecerle sus palabras y sus explicaciones. Gente que, aunque menos ruidosa, es mucho más numerosa y determinante para el futuro.