El comité del tabaquismo denuncia que el concepto «reducción de daños» está «prostituido y secuestrado» por las tabacaleras
SOCIEDAD
La farmacéutica ferrolana Noa Rey Torres se queja de las «interferencias» y la «manipulación científica» de la industria que lo único que buscan es «dejar de perder dinero»
22 oct 2024 . Actualizado a las 16:37 h.La cesación del tabaco y el consumo cero de nicotina son las dos únicas medidas que pueden asociarse al término «reducción de daños» relacionados con el tabaco, han señalado este martes desde la Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), que denuncia que este concepto está «prostituido y secuestrado por la industria del tabaco», que usándolo pretende bajar la percepción de daño de los dispositivos electrónicos que liberan nicotina.
Así de contundente ha sido la ferrolana Noa Rey Torres, secretaria del CNPT y de la Sociedad Española de Expertos en Tabaquismo (SEDET), quien ha abierto la jornada de presentación del documento «Reducción de daños en tabaquismo desde la Salud Pública» en el Ministerio de Sanidad, donde se señala claramente que no solo «no hay evidencia concluyente de que la sustitución del cigarrillo por dispositivos electrónicos de liberación de nicotina reduzca el daño poblacional», si no que además son productos nocivos porque promueven el consumo dual y facilitan la transición al consumo de tabaco en menores.
La farmacéutica, que ha dejado claro que «ni ninguno de los autores» ha cobrado por la elaboración de este documento, ha denunciado también a la Plataforma para la Reducción del Daño por Tabaquismo —que defiende los dispositivos electrónicos para cesación— por «estar financiada por la industria» y «apropiarse» de un término que «únicamente» debe ser usado desde la salud pública. Además, ha lamentado las «interferencias» de la industria y su «la manipulación científica», que tienen como objetivo «dejar de perder dinero» y «acabar con la cesación del tabaco, ganar tiempo e intentar dividir a la comunidad científica».
Al respecto, señalando el conflicto de intereses y la falta de rigor científico, un minucioso análisis de una reciente revisión Cochrane revela que los informes que apoyan la utilidad de los cigarrillos electrónicos en la cesación tabáquica tienen «una calidad científica muy endeble» y «preocupantes conflictos de interés con buena parte de los autores citados».
«Un dato muy llamativo es que los estudios financiados por la industria, solo un 7,7% admiten que pueden ser peligrosos para la salud. Los estudios independientes, el 95% concluyen que son peligrosos para la salud. Y luego hay una serie de financiaciones mixtas, que son de la industria tabaquera y la farmacéutica, que llegan a resultados intermedios, pero hay que tener en cuenta que la industria tabaquera es propietaria, a su vez, de laboratorios de producción de nicotina farmacológica, con lo cual eso es un mundo muy difícil de interpretar», ha explicado Rodrigo Córdoba médico de familia y miembro del Grupo de Trabajo de Abordaje al Tabaquismo de la semFYC.
Y sobre la revisión Cochrane, ha añadido, «el 30% de los autores tienen conflictos de interés y los trabajos que tienen conflictos de interés tienen el doble de probabilidad de concluir que hay una cesación», sin embargo, «incluso Cochrane dice que se consigue más abstinencia a la nicotina con la terapia de nicotina que con los cigarrillos electrónicos».
El exdirector de la iniciativa Libre de Tabaco de la Organización Mundial de la Salud (OMS) España, Armando Peruga Urrea, ha defendido que las personas tienen derecho a elegir comportamientos que dañen su salud «siempre y cuando» estén perfectamente informadas de lo que hacen, estén libres de presiones comerciales y, sobre todo, no externalicen el coste de sus decisiones, es decir, «que no impongan a otros lo que les perjudica a ellos».
La industria «agoniza»
«La industria del tabaco y la nicotina está agonizando», ha afirmado la secretaria del CNPT quien argumenta que, en las últimas tres décadas, el descenso de fumadoras de entre 14 y 18 años ha descendido aproximadamente 71%; mientras que en hombres, en la misma franja de edad, en la misma franja temporal, un 63%. Y es un problema para la industria del tabaco, ya que «si no se ha fumado antes de los 18 años es muy difícil que se convierta en un consumidor diario».
«Y esto ellos lo saben», ha asegurado. Este descenso del consumo juvenil muestra, según el informe, lo comprometido que está el futuro de las tabaqueras, que están desarrollando todo tipo de estrategias de márketing para poder conseguir llegar a la población infanto-juvenil. De ahí, señalan, «el desarrollo y la promoción de todo tipo de nuevos productos que la propaganda oficial, contra toda evidencia, afirma que van exclusivamente dirigidos a la población adulta mayor».
La percepción errónea de estos productos que, siendo «recreativos», los «farmacolizan» señalándolos junto a terapias sustitutivas de nicotina; según explican, «el objetivo no es sustituir un mercado por otro sino ampliar el mercado para mantener su cuenta de resultados».
En cuanto a la toxicidad, el aerosol de un cigarrillo electrónico contiene una combinación de sustancias químicas. Los que contienen nicotina mantienen la adicción a la misma, cuyo grado dependerá de los ingredientes de sus cartuchos y del sistema de calentamiento, siendo difícil predecir el nivel de adicción por la gran heterogeneidad de estos productos.
La distinta concentración de tóxicos respecto al cigarrillo convencional no significa menos riesgo a corto, medio y largo plazo, ha añadido recordando que sus efectos a corto plazo se observan a nivel pulmonar y cardiovascular, mientras que los de largo plazo como puede ser el cáncer están por llegar.
«El cigarrillo convencional, ya sabemos que aumenta el riesgo respecto a no fumar, claramente. Se multiplica la mortalidad por dos o por tres. Comparado con el cigarrillo convencional, el consumo dual incrementa estos riesgos un 20%, que es más riesgo, aunque se consuma menos cigarrillos, aumenta el riesgo», ha advertido Córdoba.