España y Portugal, obligados a entenderse para gestionar cauces de los ríos comunes

Brais Suárez
Brais suárez OPORTO / LA VOZ

SOCIEDAD

Brais Suárez

Tendrán que definir caudales diarios en el Tajo y el Bajo Guadiana

21 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

El agua será uno de los puntos clave en la próxima cumbre ibérica, prevista para este miércoles. Con motivo de los 25 años de la Convención de Albufeira, España y Portugal sellaron este año en Aranjuez un acuerdo sobre la gestión de las cuencas hídricas transfronterizas, que es uno de los aspectos más sensibles en las buenas relaciones bilaterales. El documento ya había sido negociado por la ministra de Ambiente y Energía de Portugal, Maria da Graça Carvalho, y la ministra de Transición Ecológica y Desafío Demográfico de España, Teresa Ribera, en una reunión mantenida en Lisboa en agosto.

«Se acaban los días de caudal cero en el río Tajo. Este es un paso que Portugal desea desde hace mucho. Con este acuerdo, resolvemos una cuestión pendiente desde hace dos décadas», dijo Graça Carvalho, aludiendo a dos puntos clave. El primero es el compromiso para establecer caudales diarios mínimos —se fijarán en próximas reuniones técnicas—, que hasta ahora eran trimestrales o semanales y generan gran inestabilidad ecológica y agrícola.

El segundo es que se regulariza la captación de agua del embalse del Alqueva. Los agricultores españoles llevan 20 años extrayendo agua ilegalmente por un valor estimado de dos millones de euros anuales, que España comenzará a pagar a partir de ahora. Lisboa ha condonado la deuda acumulada de 40 millones a cambio de una situación «más equilibrada y favorable» en cuanto a captación de agua por ambas partes.

Además, se regulará el uso del agua de los ríos Tajo y Bajo Guadiana, así como de varios embalses situados en la frontera, pero no hay alteraciones sobre los ríos del norte del país. «Los dos países garantizan viabilizar la captación de agua de Pomarão y Bocachanza, un reconocimiento que permite a Portugal avanzar con este proyecto para aumentar la resiliencia hídrica en la región de Algarve y Alentejo a través de Pomarão», se lee en un comunicado del ministerio de Medioambiente luso.

Hasta 37 organizaciones ecologistas y movimientos civiles presentaron una petición para conocer los términos del acuerdo antes de su firma y «lamentamos que el proceso se negociase a puerta cerrada y sin involucración de la sociedad civil», dice la ecologista Sara Carreira, técnica de la ONG Zero, a este periódico. «Es una buena oportunidad desperdiciada para establecer los caudales ecológicos, que las autoridades confunden con los caudales diarios sin ser lo mismo».

Zero ha dicho que el acuerdo «representa un avance importante, pero plantea cuestiones que merecen mayor atención y debate público». En ese sentido, también lamentan que las negociaciones no sean más amplias y no contemplen también las cuencas del Duero y el Miño. Carreira puntualiza que «ahora la gestión se lleva a cabo de forma individual por cada país, pero debería haber una entidad conjunta».

Al concernir a solo dos de los ríos comunes, los acuerdos de este jueves solo matizan lo establecido en la Convención de Albufeira, que define el régimen de caudales que deben ser mantenidos en los ríos que fluyen desde España a Portugal. En el 2008 se establecieron unos caudales mínimos que España debe enviar a Portugal semanal y trimestralmente, pero el mayor consumo de agua y las sequías más severas y frecuentes obligan a replantear algunos de los puntos del acuerdo. De hecho, en el 2022 España dijo que ya no podía asumir los volúmenes pactados en el río Duero y Tajo.

Portugal aprecia un problema en que España espere al momento más conveniente para liberar los caudales en función de las lluvias —y el nivel de sus embalses— o en función de los intereses de las compañías hidroeléctricas que gestionan las presas, según las fluctuaciones del precio de la energía. «Eso es lo que ocurre ahora con el Tajo y el Duero. España retiene el agua y la libera según los intereses de las hidroeléctricas. Al final del año hidrológico, sueltan grandes cantidades y eso genera grandes irregularidades», explica Carreira.

De esta manera, España cumple con los volúmenes, pero sin tener en cuenta los llamados caudales ecológicos diarios; es decir un régimen que simule el comportamiento natural del río en función de la estación y la pluviosidad, con unos mínimos que mantengan las constantes vitales de los ecosistemas que baña cada río. Sin embargo, la legislación europea exige la definición de los caudales ecológicos. Por eso, el 14 de marzo, el colectivo ProTejo, junto con otras 27 organizaciones lusas y españolas, emitieron una denuncia por el incumplimiento en la implementación de caudales ecológicos en el embalse de Cedillo. Los caudales diarios son un buen paso, pero «no responden a las dinámicas complejas de los ecosistemas fluviales» ni a «criterios ecológicos robustos», concluye Zero.