Lágrimas para estudiar cómo la música afecta a los genes: así será el tercer concierto Sensogenoma

Tamara Montero
Tamara Montero SANTIAGO / LA VOZ

SOCIEDAD

SANDRA ALONSO

El equipo ha constatado que la música parece «compensar» la expresión de genes disfuncionales en pacientes con deterioro cognitivo y tiende a llevar al cerebro a una situación de salud

05 sep 2024 . Actualizado a las 16:56 h.

Una cosa es lo que está escrito en el ADN, es decir, lo que se hereda de los padres, y otra cómo se expresa ese ADN. Y en los distintos tejidos biológicos se expresa de distintas maneras. Ahora, por primera vez, se ha analizado si la música cambia la expresión de los en la saliva de pacientes con deterioro cognitivo. Y lo hace, desde luego, hasta el punto de que puede inducir cambios significativos en la expresión génica incluso más intensos que en la sangre.

Es uno de los nuevos hallazgos del proyecto Sensogenoma, que el próximo 27 de septiembre celebrará el tercer concierto experimental para seguir avanzando en cómo la música influye a nivel genético. Hasta ahora se ha comprobado que hay una serie de genes comunes que se expresan tanto en sangre como en saliva, que en la saliva la respuesta es más intensa y que tiende a la hiperestimulación de los genes en personas con alguna patología.

Con este tercer concierto el proyecto quiere seguir añadiendo capas para continuar aprendiendo cómo la música modifica la expresión génica. En el concierto del próximo 27 de septiembre entran en juego las emociones y la Banda Municipal de Música de Santiago, junto  la Real Filharmonía de Galicia, interpretarán un repertorio que tiene por tema la música en el cine, porque es quizá el ámbito en el que es más claro y más conocido el efecto que la música tiene a nivel emocional. En este nuevo experimento participarán personas con demencia y alzhéimer con la colaboración de Agadea y personas con daño cerebral con la colaboración de la asociación Sarela. 

Además, 200 personas podrán asistir donando muestras de forma voluntaria, cumpliendo el único requisito de ser mayores de edad. Solo hay que apuntar a través de la web del proyecto Sensogenoma.Y se pondrán a la venta 800 entradas a 5 euros para el público general. 

El concierto tendrá dos partes, cada una centrada en una emoción contrapuesta, y se tomarán muestras al inicio, durante el descanso y después del concierto. Una de las novedades es que durante la actuación, los participantes tendrán un sensor inalámbrico en las manos para medir el ritmo cardíaco y la actividad electrodérmica durante todo el concierto, un trabajo que se hace en colaboración con la Universidade do Minho y que es la primera vez que se hace.

Otra novedad, también pionera, es que en este concierto también se recogerán lágrimas. «No hace falta llorar». Antonio Salas, investigador principal del proyecto, explicaba que la muestra se recoge a través de una fina tira que se coloca en el párpado inferior y que está en contacto con la lágrima que produce continuamente el ojo para mantenerse húmedo. 

«Para nosotros es un medio valiosísimo para extraer biomarcadores», afirma Salas. «Vamos a intentar hacer todo lo posible con esa lágrima, porque el método que utilizaremos no ha sido diseñado específicamente para medir el ARN». El objetivo es extraer toda la información posible de esa muestra.

Al igual que con la saliva, con las lágrimas existe una cercanía anatómica con el cerebro. De hecho «son una extensión del cerebro». La investigación ha demostrado ya que en la saliva se expresan cambios en genes relacionados con procesos alterados en el deterioro cognitivo y que esos cambios son en sentido compensatorio a lo que está sucediendo en el paciente. Por ejemplo, el gen LGALS3, que está asociado a un proceso de activación de la microglía en el alzhéimer, queda infraexpresado tras el impacto musical.

«No lo podemos demostrar aún con los resultados, pero molecularmente parece que la música trata de devolver el cerebro de una persona con deterioro cognitivo a su situación de salud, que tiende a normalizar la respuesta genética funcional», explica Federico Martinón, el otro investigador principal del estudio.

Quedan sin embargo muchas preguntas por responder, como cuánto dura ese efecto de la música o si ese cambio a nivel molecular tiene algún impacto clínico en el paciente. Según aclara Laura Navarro, coordinador del proyecto, Se están poniendo en marcha más experimentos para ver el potencial de la música en personas con trastornos cognitivos, y de hecho está en marcha un proyecto en colaboración con la Universidade do Minho en el que se estudiará el impacto de la música y sus beneficios neuropsicológicos en 200 personas de siete centros distintos (cuatro en Galicia y tres en el norte de Portugal) durante 60 sesiones.