Los expertos explican el origen del bólido que convirtió la noche gallega en día durante una fracción de segundo
SOCIEDAD
Los astrofísicos califican lo sucedido en la madrugada del domingo como «algo totalmente extraordinario». La inmensa bola de fuego surcó el cielo a velocidad astronómica y generó un efecto luminoso que se apreció en todo el país
20 may 2024 . Actualizado a las 13:30 h.El fenómeno tuvo lugar a las 0.46 horas de la pasada madrugada y fue visto en toda Galicia. Un bólido surcó a velocidad astronómica el cielo, dejando a quienes lo vieron impresionados. Este tipo de meteoro, que se denomina así cuando su brillo es especialmente intenso, trazó una línea desde la provincia de Badajoz hasta la costa gallego-portuguesa, dibujando una línea recta que rozó la ciudad de Oporto. Y generó un efecto luminoso tan grande que se apreció en toda la Península Ibérica. «Convirtió la noche en día durante una fracción de segundo», señala José María Madiedo, director del Proyecto Smart, que estudia este tipo de fenómenos. Calcula que el efecto lumínico llegó a 800 kilómetros de distancia.
El astrofísico Borja Tosar señala que la bola de luz era «un trozo de un cometa que entró a una velocidad muy alta, dejando un brillo mayor que la luna llena». Esta refulgencia es lo que lo ha hecho extraordinario a los ojos de los expertos. «Estos bólidos se generan cuando una roca procedente de un asteroide se desintegra en la atmósfera terrestre— indica Madiedo—. El brillo lo determinan dos factores, la velocidad con la que entra y el tamaño». El primer parámetro es de 161.000 kilómetros por hora, una velocidad que permitiría recorrer la distancia entre A Coruña y Santiago en menos de dos segundos, y Lugo y Ourense, por debajo de tres. Respecto al tamaño, ayer todavía se estaban realizando mediciones, pero se estima que sea de «aproximadamente de un metro o posiblemente algo inferior», señala Tosar.
El astrofísico explica cómo se genera esa luz: «Cuando llega a la atmósfera, el aire que tiene por delante se comprime y, al hacerlo, se calienta. Eso genera que la temperatura aumente a miles de grados centígrados. El calor es tan alto que el gas del entorno se calienta y los átomos para liberar ese calor empiezan a brillar como luz».
De acuerdo con los datos facilitados por el proyecto Smart, la bola de luz se inició a más de 200 kilómetros de altitud sobre Don Benito (Badajoz). Se movió hacia el noroeste, sobrevoló Portugal y finalizó a 54 kilómetros de altura sobre el Océano Atlántico. Allí se desintegró sin alcanzar el suelo en ningún momento. «Si lo hubiera hecho no pasaría nada, ya que caería en el mar», precisa Madiedo. En ningún caso se trataba de algo peligroso para el espectador que se encontró casualmente con él, ya que este fenómeno no se podía prever. «No genera ningún tipo de problema a la vista y no tiene ningún tipo de radiación. Lo único que podía caer es un trocito de asteroide, pero serían en todo caso guijarros pequeñitos. Quien lo haya presenciado tiene que saber que es algo totalmente extraordinario. Yo he visto mucho y de ese nivel, nada que se acercase».
Llamadas al 112
Tal y como recogía Europa Press por la mañana, tras el paso del bólido se produjeron numerosas llamadas al 112 Galicia. Hablaban de «una gran bola incandescente en movimiento que iluminó el cielo de color verdoso o rojizo» y que, finalmente, «se deshizo en pedazos». Las llamadas llegaron desde diferentes lugares como O Porriño, Vigo, Redondela, Pontevedra, O Saviñao, Oleiros, Beariz, Nigrán, As Neves, Taboada o A Rúa. Todas ellas entre las 0.50 y las 1.15 horas de la madrugada. La Agencia Estatal de Meteorología explicó que se trató de «un fenómeno atmosférico poco frecuente, muy luminoso y que se desintegró al entrar en contacto con la atmósfera».
«Quedamos sobrecogidos, en mi vida he visto algo igual»
En su fugaz recorrido por la Península Ibérica el bólido pasó por Oporto. El coruñés Eduardo Rivera se encontraba allí. Aficionado a la astronomía, paseaba con su pareja por La Ribeira de la ciudad lusa de vuelta al hotel. «De repente, el cielo empezó a ponerse muy rápidamente de color azul», relata. Instintivamente, los dos miraron hacia arriba y apareció el meteorito: «Vimos un bólido atravesando toda la ciudad de Oporto y se perdía entre las casas. Iluminó toda La Ribera por completo». Su brillo fue tan intenso que los deslumbró completamente. «Nos cegó. La luz fue tan potente que tuvimos un segundo de ceguera», señala.
El acontecimiento fue tal y su visión tan privilegiada que, de entrada, se taponaron las palabras. «Quedamos sobrecogidos al verlo. Y es que en mi vida he visto algo igual —asegura Rivera—. Llevo muchos años con este hobbie de la fotografía, pasando muchas noches en A Veiga, pero nunca he tenido una experiencia así. He visto cosas potentes que no se suelen ver en ciudades, pero aquí en una hiperiluminada y se hizo de día por un segundo. Tremendo».
En el momento que ocurrió todo, la zona por la que paseaban estaba llena de gente. «Se quedó todo el mundo impresionado. Una chica decía si había llegado el fin», se ríe. Rivera aprovechó sus conocimientos: «Me imaginé lo que era y ya vi que las dimensiones eran tremendas. Desde allí pensábamos que caería dos o tres kilómetros más adelante. Todo el mundo empezó a sacar los móviles y a mirar en Internet. Le expliqué a la gente lo que sabía».
Para un aficionado a la astronomía tropezar con un bólido así supone una feliz casualidad cósmica. En su caso, además, hay otra azarosa casualidad. La vio claramente su pareja, Natalia Vila, y así se lo dijo al poco de quedarse boquiabierta. Estaban allí celebrando su aniversario como pareja, una semana después de ascender el Deportivo, la otra gran pasión de Rivera. Y el cielo tiñó de azul, certificando el correspondido amor por su chica. Pero también por el equipo de fútbol y los caprichos del firmamento.