La salud del papa, en el punto de mira: sigue resfriado y pide a un colaborador que lea la catequesis
SOCIEDAD
Francisco lleva días anulando actos a causa de «leves síntomas gripales»
28 feb 2024 . Actualizado a las 11:12 h.El papa todavía no se ha recuperado del todo se la «ligera» gripe que sufre desde hace unos días. Tras verse obligado a anular varios actos, Francisco esperaba poder leer este miércoles la catequesis de la audiencia general y hasta el aula Pablo VI se trasladó en silla de ruedas, pero llegado el momento admitió que aún sigue «un poco resfriado» y pidió a un colaborador que tomase la palabra por él. «Sigo un poco resfriado por eso he pedido a monseñor (Filippo) Ciampanelli que lea la catequesis», dijo.
Tampoco leyó el pontífice el discurso en la audiencia a los obispos de la iglesia patriarcal de Cilicia de los Armenios que recibió antes de la audiencia general. Sí celebró el domingo el tradicional rezo dominical del ángelus asomado a la ventana del palacio pontificio, leyendo con buena voz ante los miles de fieles reunidos en la plaza de San Pedro del Vaticano, pero el lunes, la Santa Sede informó de que persistían «los leves síntomas gripales, aunque sin fiebre» y, por precaución, suspendió las audiencias previstas.
A finales de noviembre, el papa sufrió una bronquitis por la que tuvo que anular algunos de los actos y celebrar el ángelus en privado y también ser sustituido por un colaborador para leer sus discursos. Para permitir su recuperación, el pontífice argentino anuló el viaje previsto a principios de diciembre a Dubai para participar en la cumbre del Clima. Después se recuperó totalmente e incluso el 8 de diciembre acudió a la plaza de España al tradicional homenaje a la Virgen de la Inmaculada.
La catequesis de la audiencia de este miércoles la había dedicado Francisco a la envida y la vanagloria. El discurso preparado del papa dice: «El rostro del envidioso es siempre triste, tiene su mirada baja, parece estar constantemente investigando el suelo, pero en realidad no ve nada porque su mente está envuelta en pensamientos llenos de maldad. La envidia, si no se controla, conduce al odio del otro». «Abel morirá por manos de Caín, que no pudo soportar la felicidad de su hermano», añade.
Sobre la vanagloria, el papa escribió: «Va de la mano del demonio de la envidia, y juntos estos dos vicios son propios de una persona que aspira a ser el centro del mundo, libre de explotar todo y a todos, objeto de toda alabanza y amor. La vanagloria es una autoestima inflada e infundada».